ZACARLAS .MONJE ORTIZ
ñora. Así haya sido .el
aso~nb~·o
que cau'sara entre
sus coma,rcanos ..este n1;1.estro Julián
Apa~a,
visto
asiduamente en la asistencia
al
Párroco, durante
sus
labor.esiniciales de sacristanejo: ,
Mas, muy apar,te del suceso que h'abrá obteni–
do el ·Liber.tador en ciernes los primeros días en
' que •pudo mostrarse vestido de faldellín negro
y
alba cota, las contadas frases del ritual que le fué
forzoso aprender, en
S\1
chapucero l_atín, al mona-'
guillo le sirvieron de estimulante de la intuición
de lo
grand~
que es una cultara. El familiarizar- '
se con el misal, el brevario del vicari9 y las gen–
tes de ultramar que formaban la sociedad de
aquél, fueron, ni qué dudarlo\ una ventana abierta
hacia horizontes que le prometían
nocion~s
que el
' pastoreo o la arriería era difícil que le prestasen:
para la exploracióf.l. a fondo. ,de la 1ñentalidad ,
Io
emotivo .y los
procedimiento~
de los opresores de
su raza. Su llegada al
sac:uistan.ado--=-iáh t émporq.
,
oh mores!-
le va.lía ni
1~1ás
ni _menos que haberse '
ganado difícil ingreso a cursos universitarios, por -
un lado;
y
a posesionarse, por otro, de un gabine–
te de experimentación psicológica, a su modo y –
manera instalado en su fuero interno.
S i Julián Apasa, no
hubies~
m irado tan al–
t o, nun<.:a fuera sacris tán en . Sicasica y la hi,sto–
ria de la liberación de América, después· de más,de
tres siglos
d~ .
esclavitud, no luciera tan fúlgid as
p áginas de valor - temerario si se quiere-, de .as–
tucia, de sn.crificio ' que obrepasa lo cruento, lo
sádico
y
lo inhumano. ·
,
.
Adjunto al p;irroco, en las veladas que a lon–
ga ra cnsi todo e l año el viento (lo úni co que no
se ll eva t·on a sus Españas los esJ>añol es); en los via–
j es
qt
e el ·santoral indicaba liacia ésta o aquella
•