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SUCASUCA MALLCU
Así eran de inteligentes el espionajé por pasi–
va
y
la tácticl;l de los katarinos.
Y los sitiados, con ese espectáculo risible
y
con los menudos trabajos restantes del sitio en si
mismo considerado, dejaron correr días y días, no
seguros ya de que el triunfo
l~s
correspondería,
sino más bien confiados en la palabra del coronel
Ignacio Flores, que habíales prometido regresar
con poderosas fuerzas y disolver para siempre el
cerco humano de
-la
ciudad del Ulimani.
Y así se dejaron estar los perspicaces blan–
quillos.
A las once de la noche del
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de octubre, se
oyó un rumor sordo, después l!ln ruido cada vez
rugiente y por ililtinao el estruendo de ima violen–
ta corriente de agua. Era que el río Choqueyapu
había bajado con un desconocido impulsó por ha–
berse aumeútado su caudal, cuatro leguas arriba,
mediante la r-uptura de una repres'a hecha al efec–
to de acumular sus aguas en un dilatado remanso.
Las aguas del torr·ente eran de río destructor aqu'e–
lla noche; subieron sobre
su
ordinario nivel de
medio metro, tiempo de invierno, hasta cerca de
diez metros, motivo por el cual rebasó las tapias
de Jos puentes de,la ciudad; se .cargó el de San
Francisco, con Jos parapetos
rlcl
reducto realista
de esa zona; destruyó muchas rasas de ambas ori–
Jlas,
y
causó algún número de muertes y heridas.
Segurola
y
Aranzáes, son p:ucos en los comen–
los
y
apenas si dan al respecto algún detallejo
más, qi1e no viene al caso. Pero Ballivián
y
Rox~s,
diee que la desgracia no fuera mayor a causa de
que la represa, inconclusa aún, se abrió, .antes de
tiempo se ve,
y
cargó con
mtH~hos
de los trabaja–
dores empeñados en llevar la obr[l a su termina-