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SUCASUCA
M~LLCU
fugarían desesperadas cuántas personas,
q~e
al ser
capturadas por los sitiadores dieran aviso de que
la Virreyna ·era ya alma de otra vida. Esta posibi–
lidad tiene mayores probabilidades de haber sido
un hecho efectivo, .de modo que la pasividad y fle–
ma de los sitiadores después de la inundación se–
ría justificable pórque, en vista de aquella noticia,
la captura de La Paz ya no importaba un esfuerzo
tan caballeresco como cuando hubie&e habido la
contingencia heroica de rescatar militarmente a la
señora Virreyna .
¡Y pensar, santa Providencia, que los sitiados
el día 17 de octubre, de su misma
libera~ión,
ape–
nas pudieron dispo er de dos animales de silla
para una paúmlla montada hasta el Alto..
!
Los españoles estaban mirados de la Puna,
con ansia de alcanzar la pampa y echar a correr
sin posibilidad ni deseo de retorno a la gran ho–
yada de La Paz. La patrulla de agonizante, en es–
fuerzo por toma1· notiG!as
d~l
resto del mundo, no
alcanzó a llegar a destino, porque los tercios del
Comandante don Joseph de Reseguin, comisionado
por la Real Audiencia de Charcas para repetir el
cometido de auxilio a la urbe del Illimani, nsomó
al borde del Altiplano, hizo formar su nutrida tro–
pa en orden abierto con vista a la ciudad arrui–
nada, y al filo de la una de la tarde ·sus caí'iones
dferon las salvas de ordenanza, que al par que fue–
ron salu-do militar a La Paz, significaron la salva–
dora seña de que la revolución katarina había
cesado.
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