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SUCASUCA MALLCU
chapetones. El perdón de Katari , no fué ·sólo ejer–
cicio del derecho de gracia
corre~pondiente
a su
alta di gnidad política y social, sino deportivo ho–
menaje a una mujer, a la señora virreyna, que él
elevaba hasta un trono hipotético; p erdonaba por
la dicha del honor que podía, púhlica y sincera–
mente, brindar a Ella, y en esto, sin posible duda
alguna. Tupakj Katari, es un héroe telúrico, le–
gítimo, como el sol es un candi.llo de nuestro sis–
tema, porque no hay más que el
aymará para
querer y respetar a la Tierra:, a ía cual
la sintió
Mu jer y le llama Pachay Mama, con el más lim–
pio de sus pensamientos y las devociones más de–
puradas de su corazón religioso y delicado.
Es de tro de este aspecto .m.ismo que hemos
contradicho de plano la entrega de la Virreyna co–
mo fruto de una traición moral achacable, impu–
tabl e a sus propios súbditos. Eso seFía monstruo–
so y de terrible excepción entre aimaráes. Y que
nuestra convicción no proviene del sólo amor de
tésis, y que salió del partido mismo de los espa–
ñoles de entonces, es prueba feliz
y
taRgible esto:
" ...Katari partió por segunda vez u Sicasica.
y
que su mujer
quedó reinando con el mando
y
dem:is disposiciones. como fué
una de ellas haberle remitido auxilio de mil
y
tantos indios:
y
·
como casualmente
y
más yien a consecuencic de un aviso mío
(conlesión de espionaje o deslealtad). hubiese salido la tropa
de
infa~1tería
(del recinto sitiado)
y
caballería. por el lado de
la Capilla (hacia Sopocachi), ya por ver si encontraban algu–
nos ganados. o ya por
hacer
prisionera
a la
india, que casi dia–
riamente bajaba a esos extramuros
a fin de alistar
la gente
1
c:quel dí,a que fué el 27 de
~ayo.
logré entrarme con seis fu–
sileros más a la ciudad..."
El designio de captura r a
h
Virreyna, previo,
anterior
y
urgente con respecto a
)ry;
españoles, só-