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SUCASUCA MALLCU
•.
bamos que ·en• Miraflores haya podido con
tar~e
en la antigüedad con nitrato potásico. El anhidro
lo hemos visto en las playas del Río Abajo, y a.pa–
rece, es nuestra conjetura, más en invierno, des–
de ambas bandas de Lippari, .Y conforme se si–
gue el curso del río de La Paz, (1) al llegar a las
juntas de éste con el de Luribay, el salitre cris–
taliza en forma abundante y a veces se puede al–
zarlo en la palma de las manos con la altura de
tres centímetros, albo
y
liviano
y
picante, con la
fragilidad de los copos de nieve. Declaramos que
salitre nativo no hemos encontrado en Miraflores,
y que briznas del mismo vimos varias veces en Jos
fondos de las ba rtanquerias del oeste de Ancuan–
eu y nort e
de
Lloj heta
y
es posible que, como en
el caso del nit ·ato de sodio de los ealchales del
De~
parlamento del Litoral, su origen no sea conoci–
do todavi a.
Juan Antonio Higuera, quizá rio ha podido se–
gar ckgoa durante sus incursiones
a Putuputu;
para ese caso, los sitiados tenían que conformar–
se con el carbón de cocina, vege tal también, pero
mucho más compacto y no muy apto para
la
ela–
boración de la pólvora. Es· un carbón de kgeñua,
de tipo industrial m enos fino que el otro.
No nos hagamos muchas ilusiones de los pe–
dreros; su ef ecto contra el enemigo debió ser más
d~
índole moral que de efectivo daño . De tronar,
tronarí an de lo lindo
y
parejo, ni duda cabe; pa–
ra ello"se pres tan las encañadas de los bordes del
(1)
Don
Jo.séZ. Manrique. nos informa que en la serra nía pró–
xima a Millocato.
recogiÓ nitrato de magnesio.
seqÚn
análisis
quimico.- N. del A.