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lana de allpacho que
m~nejaban
'los '. hóndérosw
y,
en forma del todo e:x,cepci.ona.l, c,on acpmpana–
miento de sonoras explosioi)e,s , de ·' carparE1tas,
pues los kataristas no qVerían
quedars~· a~rás
en
materia de estampidos...
Lo risible de la guerra de
hondero~
que ha–
dan los revolucionarios, se com.pensa .con ampli,–
tud consoladora, pues los españoles al. salh', de 1)ps
reductos y chocar con los leales 'de Tupá){j
Kat~ri, con frecuencia lanzaban cargas espectaculares
y epopéyicas de lanceros.
P~ro
eran .la1;1ceros de
a pie, como quien dice laqcerps de
inf~ntería.
Y
bien, en cuarito a estq último: ;
¿nsum teneantis?
Pasemos a e;x.ami,nar un aspecto, que tam–
bién nos llamó de veras la aténción al estudiar el
proceso integral del sitio .de La Paz, y es
él ~rela
tivo a la forma en que los. sitiados, cuando. el cer-
#
co se prolongaba y se concluian las provisiopes de
boca
y
los arsen.ales quedaban exha).lstos, .se agen-
ciábau pólvora.
.
, ,•
En otro lugar dijimos que Segurola, igual
que Alipazaga, mandó tardíamente a 01·uro por
pólvora, en principal. Esto tiet1e. su razón. de,sde el
punto de vista de la economia, v es la que sigue:
Los nativos de las comarcas de Carangas, de Oru–
ro, y aún sus v@cinos de lincfe ro mismo, los, sude–
ños de Pacajes, de La Paz, por razones geográfi-
. ca-económicas, resultaron ser los más acreditados
fabricantes de dicho elemento explosivo. Toda
persona que es o fué patrona de estancia agrícola
en el Departamento de La Paz
1
ha tratado .con los
abastecedores karankas o pacasas para la adqui–
sición de pólvora destinada al servicio .del realce
de la fie;ta mayor del afio en la estancia, por lo
relativo a los rimb0mbos.