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SUCASUCA MALLCU
intente s·alir, tiene de· cuesta mó,y empinada una
legua, etc."
La atropellada de Segurola, queda, pues, am- ·
pliamente entendida y 'tanto más si se salió de
las normas para preparar en regla su plaza; pues
indica que, p01' no tener fe en los hombres de las
tres parroquias que constituían los arrabales de
La Paz; San Sebastián o Churubamba, San Pe–
dr v Santa Bárbara, hacia el actual principio del
vall~sito
de
Miraflore~,
"redujo el atrinchera–
m iento o fortifiaación a ceñir lo más principal de
la ciudad, dej ando fuera todos los arrabales, y ·
por cons.iguien te las tres poblaciones de indios,"
y que al :groceder a ello le llegó la noticia de la pri–
sión y sulplieio del Libertador Katari, Tomás, en
Chayanta de Potosí, después de lo cual el herma–
no del héroe. caWo
to~ó
su puesto, con lo que el
vengado,r logró qu e resonase "con mayor fuerza
la
r~b eli ón",
que, en efecto, pasó a la provincia
de Par ia, (,e
0 r P ".
Y
siguió el desarrollo prodi- ·
. gios¡nncnte extendido de que
yu
hablamos antes,
con la incomunicación absoluta entr" ' intenden–
cia de La Paz y la .Audiencia de Ch<
~·cas
y de–
más intendencias de la jurisdicción, ·de modo que
las autorizaciones para obrar no hubiesen llega–
do nunca a los meticuJosos administradores de la
ll am.ada real hacienda.
Segurola , cuasi dictador, comienza el juego
en gr ande y .r esuelve cubrir la región de su norte
geogr áfico
con.tra un posible a taque de Tupakj
Amaru a Sorata, o, por la via Achacachi
y
Hua–
r.: na, a La Paz. La previsión milit ar está ajus tada
a lo r eal, porque seguid ame nte casi, Segurola vió
' confirmado su temor por
1o
que toca a Sot·ata, y
también en lo relativo a que un segundo de Ama-