Q.
No todos los qui·chuólogos coinciden en
aceptar la X como 'propia de éste idioma.
Algunos la rechazan o .destierran de los
signos comunes del quíchua, como el pa–
dre Bias Valera y el inca Garcilaso de la
Vega que bebió en la fuente de aquel no–
table políglota. Otros, como Miguel Angel
Mossi
~e
asignan, en ·cambio, valor igual
al de la X
latina.
El autor del "Manual
del
Idioma General
del Perú"
resolvió
imitar a
los antiguos "que escribían X
por
es
para no multiplicar los signos que
son de poca importancia, aunque no siem–
pre sea recibido conforme a la etimología
u origen de la X; así por
rexini -
yo co–
nozco, se dirá
recsini;
por
yoxiy
o
llóxiy ·
salir, diremos
yccsiy,
llocaiy,
aunque
su
raíz hebrea en vez de X tenga CH,
jachae·exivit".
Por to.das estas observaciones -ter·
mina diciendo Mo.ssi- se hace patente que el quíchua metió la mano en aquella
cesta llena de palabras diferentes que bajó de Babel cuando se .dispersaron los hom–
bres por toda la tierra. (Op. cit. Pág. 30) . El padre Blas Valera, que fué el primero
en estudiar a fondo la semejanza .de a1gunas palabras quíchuas,
latinas
y
griegas,
no aceptó el origen
hebreo
de tales di·ccior. es, basándose precisamente en la ausencia
de las consonantes B, D, F, G,
J
y X en. el quíchua.
Ay. No figura la X en el Arte de Ludovico Bertonio, cuya di·cción y . ortografía se ha
respetado siempre en este trabajo.
Ar. Tampoco existe en el
mapuclie
ni en el
calepin,o
de Andrés Febrés.
G. Aunque n.o cuenta el guaraní con este signo, los sonidos
ge
y
gi
t:i:enen, -segÍln
Morínigo- fonética de XE, XI "Salvo en voces de procedencia
hispana".
(Op. cit.).
L. T. Es letra de este alfabeto, así como también del
allentiac, mataco, chaná
y
ona.
Falta, en. cambio, en los vocabularios
tehuelche
y
toba.
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