-,
Q.
Esta letra, en quíchua, no cambia de so–
nido y es
-di·~e
Mossi- como la U
es–
pañola, italiana
y
latina
y nunca
u
fran–
cesa, griega
ni
Ü
alemana.
Aunque for·
me diptongo
siempre se pronuncia con
distinción, v. gr.:
HÁUCHA-RUNA -
hom–
b_re cruel, malo, bárbaro;
HUÁUKE -
el
hermano del hermano;
CHIUCHIU -
piar
de pollos o pájaros;
CHAUCHA -
no madu–
ro o a medio madurar. Su sonido -agra–
~a- ·~orresponde
fisiológicamente a DO
natural, de modo que A, I , U correspon–
den al tono de _FA, LA, DO. En algunas
voces la O
importada por los españoles,
reemplaza a la U, la que además de ésta
transformación, sufrió la influencia de la
escritura castellana antigua, siendo subs–
tituída por V.
Ay.
Esta letra,
según Ludovico Bertonio,
sirve de vocal
y
consonante.
"Por eso
-agrega
textualmente- dividiremos
en
en dos párrafos los vocablos que comien–
zan por ella: primero,_ los vocablos que
comienzan por U vocal antes de otras vo–
c~les
y consonantes, y segundo, los vocablos que comienzan por UA,
como
UANI-
THA -
enmendarse;
UAYNA -
mozo. Otros se hallarán en H antes de U por que "qui–
se acomodarme en esto a
la ortografía de los que imprimieron el catecismo .de la
lengua quichua y aymara, que siempre a los tales vocablos le anteponen H y así di–
cen:
HUANITHA, HUAYNA, HUARATHA
por la razón que dijimos, y es que la U
antes de A en estos vocablos, realmente es media entre vocal
y
consonante y para que
se repare en esto se escriben con H no solamente al principio sino en medio y fin
de las dicciones". La regla comprende también a las voces
que empiezan por
los
diptongos UE, UI, UO
y
UU. Véase V.
Ar. Es vocal de este alfabeto, pero su pronunéiación, como advierten Valdivia y Febrés,
hace variar la significación de las palabras. El primero menciona una U con fonéti–
ca de
i,
inversa de
ü.
Febrés la señala con. una virgulita vertical de izquierda a de–
recha. Su pronunciación se "hace con los labios algo abiertos, sin moverlos, procurando
darle entonación de U castellana "que pide fruncir algo los labios", pero ambos clá–
sicos aconsejan, ante la imposibilidad de
estable·~er
reglas fijas, oir a los indios pro–
nunciar la U, "pues el sonido que saliere tal qual fuere, esse es el que pro,nuncian".
Se trata de una sexta vocal que suena "algo a modo de G". El padre Augusta le
dió valor de
ü
con equivalencia de
"Q
mal pronunciada", pero como
ü
(i)
figura, co–
mo dice Lenz, en la euarta sé1·ie vocálica de Trautmann, la hemos respetado con. este
valor. Para conciliar entonces, aunque en forma precaria, la ausencia del
signo <le
Valdivia
y
Febrés con. la colección de matrices de nuestra casa impresora, empleamos
ú
en substitución de aquel valor fonético. En consecuencia
ú
tiene aquí la "enérgica
articulación lingual" de la u interpretada por
!:'1
profesor Lenz "hasta volverse frica–
tiva vela1' con abertura alargada e indiferente de los labios".
("Fonética del Arau–
cano", Op. 'Cit. Pág. 235) y la
ú
(acentuada) representa
ú
y o según los casos.
-370-