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ma

y

i podian er con iderados como per oua , al igual que los

demas1.

E e

ambiente~

en ca i toda Europa, era tambien enteramente

de favorable para la apre.ciaci6n de la obra literarias. Dice Be–

llamy, tratando de Shake peare y de c6mo se veia el drama en · el

siglo XVI : ''La vida de entonces era dramatica . . . . . El drama de

la vida

y

la politica se reflejaba en el teatro; como ahora cualquie–

ra es capaz de escribir un articulo periodistico aceptable, en aque–

llos dias cualquiera podia escribir un drama. A los e critore de.

pieza teatrale no e le con ideraba artistas, ni siquiera caballe–

ros,

y

sus produccione

no se teniam, por literarias .

... "

(1).

E sto ocurria con Shake peare, con el inme.nso Shakespeare.

t,

6mo admirarnos que el criterio espafiol desdefiara enteramente

t odo lo que podia con iderarse litera.rio en los nuevos paises con–

quistados?

El florecimiento de la literatura hispana-ya que en el siglo

XVI nacen Lope, Quevedo

y

Cervantes-es tambien, por contrastc,

otra circunstancia que prima sobre la mentalidad espaiiola de en–

tonce . Imperaba el preclasicismo, advenia la gran epoca, el

Siglo

de

oro ;

y dentro del concepto de la '' escuela de patrioti mo'' que

se veia en la historia, nadie hubiera osado sefialar valores literario ·

dentro del pueblo de "barbaros ".

.

Por otra parte, el de cubrimiento de los ingente tesoros mate–

riales en America despert6 el interes econ6mico, la sed de oro sola–

mente, el anhelo pre.dominante de alcanzar riqueza o de acumular–

la . El brillo de lo metale deslumbr6 los ojos

y

lo espiritus de los

hombres que llegaban. El ritmo de los galeones que cruzaban los

mare con preciosa

y

condiciada carga, fue el iman de. los cerebros,

la sirena de las almas, que no acertaron a pensar en otra cosa que

en el oro, en las riqueza materiales

y

en buscarlas

y

perseguirla ·,

cediendo a su seducci6n ob esionante.

La conqui ta de America fue una aventura, como el descubri–

miento habia sido una ca ualidad.-La Espana del siglo XVI vi6

en America el vellocino de oro. La ruta de Indias fue el camino ha–

cia la Tierra de promi ion. El

Dorado

fue el espeji mo incitante

que atraia todas las miradas, que. despertaba todas las codicias, que

alentaba la avaricia

y

el de pojo.

De un lado, los conqui tadores militares per iguie.ron la apro–

piaci6n de todas las riquezas existente en los templos, palacios,

tumbas,

huacas,

adoratorio

y

demas monumentos.-De otro, los

sacerdote evangelizadores persiguieron la extinci6n de las antiguas

(1) hakespeare. Notas de aniversario. "El Come rcio", 19 de mayo

iJe

1933. Lima.