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cidamente vestidos se asfan a ella por orden; y asi desde la Casa
del Sol venian
cantando
hasta la Plaza, la cual cerraban toda con
la maroma que se llamaba moroy Urco, ("La maroma era un tejido
de lana de muchos colores chapeada de oro, con dos borlas coloca–
das al cabo. Tenia de largo, segun dicen, ciento cincuenta brazas")
(pag. 70).
Describe tambien, como Cabello Balboa, las entradas triunfales
de los Incas .que se hacian entre danzas y cantares. El Inca decia en
ellas:
"A
mis enemigos piso .... " (pag.
71) .
Sarmiento de Gamboa pone en boca de Pachacutec, un canto
elegiaco' en momento de su muerte: '' dicen que comenz6 a cantar–
escribe-en un bajo y triste tono en palabras de su lengua que, en
castellano suenan :
"N
aci como lirio en el jardin, y asi fui criado, y
como vino mi edad, envejeci, y como habia de morir, asi me seque
y mori. ' '
I
acabadas estas palabras recost6 la cabeza sobre una al–
mohada y expir6". (pag. 93).
Sarmiento de Gamboa habla de una especie de escritura.
Cuando cuenta de que Pachacuti reedifica la ciudad del Cuzco, di–
ce: '' . . . . con mucha diligencia escudrifi.6
y
ave.rigu6 las historias
de las antiguedades desta tierra, principalmente. de los ingas, sus
mayore.s, y mandola
pintarJ
y mand6, que se conservasen por la 6r–
den, que dije., cuando hable del modo, que hube en el examen desta
historia". (pag. 68).
En la
F e de ·za Proba;nza y verificaci6n desta historia,
se da
raz6n de haber leido a los indios· la historia de Sarmiento, a fin de
que ellos se pronunciasen sobre la autenticidad de los relatos, ha–
biendola aprobado (pag. 138) :
''I
todos juntos se conformaron y dijeron por el dicho interpre–
te, que la dicha ystoria estawa buena y verdadera y conforme a lo
que ellos sabian y habfan oido decir a sus padres . . . . y .que a los
dichos sus padres y pasados oyeron decir que Pachacuti Inga Yu–
panqui, noveno ynga, habia averiguado la historia de los otros yn–
gas, que habian sido antes que el,
y
pintadola en unos tablones,
de
donde tambien lo habia aprendido los dichos sus padres y pasa–
dos " .
Respecto del caracter epico qe la Cr6nica de Sarmiento de
Gamboa, escribe Pietschmann en el ya citado pr6logo: '' . . . . . la
manera como Sarmiento expone, su historia, revela que se atiene
fielmente a las tradiciones, trasmitiendolas en algunos pasajes has–
ta literalmente ... . . "
'' Parece haber existido un canto epico, que describi6 los acon–
te.cimientos (de la guerra contra los Chancas) como si hubiesen
pasado apenas un aiio desde la victoria decisiva sobre estos pueblos;