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rencias. Transcribimos la que nos ofrece Markham (1), porque en
ella nos parecen los him.nos mas expresivos, interpretando mas fiel·
mente, el espiritu de los autores. Aqui puede admirarse el alto valor
poetico, la intensidad lirica de estos himnos-oraciones, comparables
a los himnos del Rig-Veda, saturados de inquietud mistica, de pri·
mitivismo rudo
y
pagano,
y
a la vez de ingenuidad
y
sencille.z:
i
Oh, Uira-cocha
!
Senor del Univ<.'.nio,
Ya seas var6n,
Ya seas hembra,
:::;eiior de la reproducci6n,
Ya seas lo que fueres,
Oh, Senor de la adivinaci6n,
/,En d6nde estas
1
.Ya estes encima,
Ya estes debajo,
0 acaso en derretlor
De tu esplendido tJ·ono y cctro,
i
Oh, escuchame
t
En el alto cielo
En donde tal vez moras,
En el hondo mar
Donde tal vez residas,
Creador del mundo,
Hace,dor del genero humabo,
Senor de los Senores,
l\>lis ojos son debiles
Para mi ansia de verte,
Para el solo deseo de conocerte.
i
Fuerame dado verte,
.11.,uerame dado conoce.rte,
Fuerame dado consid rarte,
l•'uerame dado comprenderte
!
i
Oh, ilignate mirarme,
Pues tu me conoces
!
El sol y la luna,
}!}
l ilia
y
la noche,
La primavera y el invierno
No en vano orde;naste,
J
Oh, Uira-cocha
!
'fo<ios ellos r ecorren
El camino que les seiialaste;
(1) Ob. cit., versi6n castellana de Manuel Beltroy.