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cir dichoso y feliz.-Por los recien llegados sbpo Atau que no muy

lejos existia "mucha tierra firme ", lo quE>; le encendi6 el deseo de

buscar una nueva zona que le podria asegurar hospitalidad y sus·

tento para su ya numerosa poblaci6n. Pero Atau, que ya era viejo,

muri6 pronto. Antes llam6 a su hijo Manco, de veinticinco afios, le

hizo re.conocer como senor de la isla y le encarg6 que procurase sa–

lir de ella y que se fuera a poblar en tierra firme, lo que Manco

i:-rometi6 y cuinpli6 poco despues. (Lib.

1,

cap. 2, parr.

1).

Este Manco, hijo de Atau, no fue un hombre orrlinario, un

principe, luego cacique, del comun de todos. Su na(·imieuto cstuvo

rodeado de "maravillas". Se dice--prosigue Ai1!'llo Oliva-que

cuando naci6, estando su madre de parto, se desencaclen6. una horri–

ble. tempestad sobre la isla, la cual temblaba ante el mar enfurecido,

parecieµdo inminente que se hundiria. Pero luego que el nifio aca–

b6 de nacer, ces6 la tempestad; por lo cual el recien nacido fue lla–

mado entonces Capac, es decir

sol,

"como que solo el auia _sido po–

ileroso para que Pachacamac, por su respeto ubiese aplacado aque–

lla tempestad ". Despues de la tormenta, el dia se torn6 alegre

y

se–

re.no

, "pron6stico de la vida alegre y venturosa que habian de go–

zar'' todos, gracias a Manco Capac.

Otro tercer pron6stico se afiade, es que cuando el nifio tenia

seis o siete afios, sietnpre que salia al campo con otros de su edad,

le seguia un aguila real, '' que tal vez le defendia del Sol con sus

alas y de tal suerte le acompafi6 que hizo riido en su casa, donde sa·

CO

SUS

polios, por lo CUal Je pronosticaron que de el descenderfa al–

g'UD

gran linaje. como el tiempo adelante que fueron todos los Reis

Incas del Peru".

Iilegado a la edad de treinta aiios, mas o menos, Manco decidi6

ejecutar Io que su padre le habia encargado; reuni6 a su gente, les

habl6 de la necesidad de salir de la isla en pos de una tierra segura

y pr6spera que pudiera ofrecerles frutos de que la isla carecia; a

la vez Jes dijo que quienes quisieran quedarse, asi lo hicieran, para

lo que les daba entero consentimiento.

Todos convinieron e.n salir; armaron pequefios barcos, '' canoas

y otros baxeles conforme a la industria de aquellos t iempos'' y se

embaroaron, en numero de doscientos, con rumbo desconocido. a

merced de las olas. Dividieronse en tres grupos o "escuadras ". Dos

de estas fueron por la costa de Chile y el Estrecho

y

nunca mas se

supo de ellas. La otra, en que estaba Manco, '' aport6 hacia la costa

del Rimac'' donde ocurri6 Una tempestad y temblores de. tierra que

los oblig6 a reembarcarse. Prosiguiendo rumbo al Sur llegaron a la

costa de lea donde desembacaron y echaron a pique sus embarcacio–

nes y_se internaron, llegando, despues de muchos dias de viaje, a la

region del Collao, a las orillas del Titicaca. Aqui repite Anello Oli-

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