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- 62-

A i lleg6 a una

i

la que llam6 La Punta, donde pensaron establecer–

se, pero carecien do de lluvias, pasaron a la sierra de Quito, donde

fundaron el pueblo de este nombre. Pero Quitumbe sigui6 al Sur y

Jl eg6 al valle del Rimac y mas tarde e.dific6 el suntuoso templo de

P achacamac.-Quit umbe dej6 en estas tierras otro hijo, Thome, qne

fue muy belicoso ''el primero que en es ta tierra invPr1t6 · guerras.

pretendiendo suj etar a su domin io a las gentes della, y mandando

hacer armas ofensivas y defensi-vas."

La esposa dP. Quitumbe, viendo que este no volvia, subi6 a

lo

alto de las monta:iias de 'l'aucar, con su hijo Guayanay, y, de rodi–

llas, implor6 llorando a Pachacamac y al Sol, que la vengasen de su

marido infiel. Como

~efial

de haber sido oida, el cielo se pob16 de

nubes y se desencaden6 una t empestad de granizo, truenos, rayos y

r elampagos. Agradecida Llira de esta sefial quiso sacrificar a su hi–

jo en homenaje a P achacamac; mas cuando se disponia a prender

fuego a la pira levantada con tal objeto, vino un aguila real y arrc–

bat6 al nifio lle.vandoselo hacia el mar y dejandole en una isla, Ha–

mada Guayau, "por estar llena de sauces".

El nifio creci6 en la isla solariega y se hizo hombre y cuando

tenia mas o menos veintidos aiios, '' temiendo la inconsistencia de

la isla y cansado de aquella vida solitaria, con una balsa se fue a la

orilla y costa de la mar". Otras canoas que navegaban por la costa en–

con traron al emigrante y se lo llevaron a presP.ncia del Casique de

la region, de quien qued6 prisionero, destinado a un solemne sa-

crificio.

.

Pero Guayanay, q ue era '' hermoso' ', ''de buena estatura, de

r ostro grave,. . . . blanco, y alga crespo el cabello, de miembros

foi:–

nidos y bien formados, de buena y agradable conversaci6n ' ', impre–

sion6 hondarnente a Cigar, la joven doncella hija del Cacique, que

sin tiendose., desde el primer momenta enamorada del desconocido ,

no pen s6 en

o~ra

cosa que en salvarle. En amable confidencia con

el prisionero le habl6 del fin que le esperaba y le comunic6 que ella

le. salvaria a cambio de que el la aceptara coma su eterna compaiie–

r a. Cigar propuso el p lan salvador, conforme al cual se present6 a

las guardias con el

charnpi

0

hacha, que

mas

tarde fu e el blas6n de

sus armas, y con esta sefia pidi6 que le entregaran al

prisione.ro

pa–

ra que lo sacrificase. Entregadole que fue, lo puso en libertat , le

d·i6 el hacha para su defensa y ambos se pusieron E'.n fuga, embar–

candose de nuevo hacia la isla Guayau, con cuatro indios confidente ·

de Cigar.- Alli vivieron largos afios, hasta que fueron hallados

de ca ualidad cuando un hijo de Thome, el hermano

dP,

Guaya–

nay, acusado de adulterio, para e capar de la muerte, e di6 a la

mar y acert6 a llegar a la isla en doude se. hallo con los dcsceudien–

tes de Guayanay. Gobernaba entonces Atau, su hijo, que quiere de-