- 61-
Catari
y
otros documento obtenidos en Charcas, permitieron al P.
Oliva trazar una relaci6n respecto del orige11 lejano de los incas,
y
establecer la genealogia de Manco Capac, el legendario fundador del
Imperio. (pag. 19).
Manco Capac, segun Oliva, recibi6 el apelativo Capac,
qt~e
quiere decir rico , no por raz6n de riquezas materiales sino por do–
tes espirituales "de animo y valor y sobre todo de mu.cha manse–
dumbre, pie.dad y liberalidad
y
justicia, a la cual acompaii6 una
natural inclinaci6n a hacer el bien
y
en especial a los pobres''; por
lo cual le llamaron tambien Huacchacuyac, que quiere decir "ama–
dor y bienhechor de pobres". Le llamaron tambicn-dice.-Intip–
churu, que quiere decir hijo del Sol. (pag. 22).
Segun este relato, los primeros hombres llegados a America.
despues deJ Diluvio, aborclaron a las costas de Venezuela, desde
donde se fneron extendiendo hasta llegar al Peru. De estos prime–
ros pobladores pasaron a Sumpa (mas tarde, Puuta Sta. Elena) ,
donde fundaron una gran poblaci6n, siendo el jeie de ellos un Casi–
que llamado Tumbe, el que mand6 expediciones que descubrieran
y
poblaran otras tierras (Chile, Paraguay, Brasil) . A su muerte que–
daron sus dos hijos Quitumbe y Otoya, que como siempre, entre su–
cesores, entraron en divergencias, hasta que. el primero, '' como mas
sagaz", para evitar inconvenientes y cumplir los deseos de su padre,
sali6 dirigiendo otra e.xpedici6n, que alcanz6 '' unos llanos apacibles
(en el Peru) donde en memoria de su padre, fund6 el pueblo de
Tumbes, enviando luego expediciones que ·llegaron hasta el Rimac.
Quitumbe tuvo por esposa a Llira, "mujer muy celebre entre
los antiguos por su buen parecer", la que ya e.n ausencia del espo–
so, di6 a luz '' un infante muy hello, llamado Guayanay, que quiere
decir
Gol01idrma",
del cual "descienden
y
tienen -origen los Reis
incas del Peru".
Entre tanto Otoya, el otro hermano, se daba a la sensualidarl
y
a la embriaguez, haciendose, despreciable ante su pueblo
y
dando
lugar a que se conspirase. contra el. Pero descubri6 a los conspirado–
res
y
los hizo matar cruelmente, tiranizando sin escrupulos hasta
que llegaron en balsas unos gigantes ''tan disformes y temerariois
en su aspecto cuanto crueles en sus obras,'' los que apresaron a
Otoya y tiranizaron, a su vez, a los primeros pobladores. Contra es–
tos gigantes, en castigo por sus pecados :vefandos, env'.6 Dios una
lluvia de fuego que los consumi6. (Coincide con los relatos de G6-
mara y Gutierrez de Sta. Clara, respecto de los gigantes de Santa
Elena) .
Al tener noticia Quitumbe., poblador de Tumbes, de estos gi–
gantes y temeroso de correr la suerte de su hermano y de su pue–
blo, reuni6 a su gente, se embarc6 en unas canoas y se hizo a la mar.