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biciera por papel escrito, y aful pregunte de algunos bilillos, que

me parecieron algo diferentes, y eran ciertas circunstancias que re–

queria el pecado para confesarlo enteramente. Fuera de estos qui–

pus de bilo tienen otros de pedrezuelas, por donde puntualmente

aprenden las palabras que quieren tomar de memoria. Y es cosa de

ver a viejos ya caducos con una rueda de pedrezuelas aprender el

Padrenuestro, y con otra el Avemaria, y con otra el Credo, y saber

cual piedra es que fue concebido de Espiritu Santo,

y

cual, que pa–

deci6 debajo del poder de Poncio Pilato, y no hay mas que verlos

enmendar cuando yerran, y toda la enmienda consiste en mirar sus

pedrezuelas . . . . " .

'' . . . verles otra suerte de quipus, que usan de granos de maiz

es cosa que encanta . .. " (pag. 411) .

Admirado, como se ve, de la manera extrafia y eficaz de ser–

virse de los quipus, en el ca_pitnlo destinado a tratar de la '' Inte–

ligencia

y

aptitud de los indios " , concluye

~l

Padre Acosta. : "Si

esto no es ingenioso, y si estos hombres son bestias, juzguelo quieu

quisiere, que lo que yo juzgo de cierto es que en aquello a que se

ap lican nos hacen grandes ventajas". (pag. 412).

Esta Ultima declaraci6n del P. Acosta amerita en mucho· a su

obra:

el

fue

u.no

de los poquisimos que no tuvo un concepto despec–

tivo y humillante de los indios;

el

fue .el fulico por entonce que, co–

mo el P. Las Casas, se atrevi6 a escribir una nota contraria al con–

cepto general reinante, que consideraba a los indios como be tias

y

no

COIDO

hombres; el SUpO apreciar

l~L

capacidad intelectual de la

raza vencida; no se dej6 domi1ia r por los prejuicios ni por el ex–

cesivo celo cristianizante de los demas clerigos espafioles. Fij emo–

nos, pues, en sus datos que son muy valiosos.

ARRIAGA.-E'n su obra

La extirpetci6n de la idolatria en el P en't,

el P. Pablo Jose de Arriaga se concreta a dar raz6n de diversas prac–

ticas idolatricas de los indios: adoraci6n a cerros altos, montes,

buacas

y

piedras grandes, diciendo que '' tienen sobre ellos

mil

fabu–

las

de conversiones y metamorfosis".

Hablando de los sacrificios y ceremonias, dice : ''Quando vuel–

ve el hechicero (de las Huacas o de los Malquis) de hazer los dichos

sacrificios, no duermen los indios en toda aquella noche,

cantando

a

ratos, y otras veces baylando, y otras

contando citenffos".

(pag. 50).

Refiriendo e a las fiestas: " . ... En todas ellas hay ayunos,

y

confesiones, y acabadas ba.ylan,

y

cantan,

y danzan, y las mujeres to–

can sus tamborines, y todas los tienen, y unas

can.tan

y otras re -

ponden. . . . Quando

cantan estos cantares,

que son de muchos

dis-