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Entre todas cree Markham

(1)

que "ocupa el primero

y mas

honroso lugar la de Pedro Cieza de Leon", por los datos que apor–

ta, por los esfuerzos, que no escatimo, para conseguir las mejores

mas autenticas informacio1ws, viajando hasta el Cuzco con tal ob–

jeto y t()mandolas personalmente de los nativos, entre estos de un

Inca sobreviviente; y por "la simpatia que manifiesta por la na–

cion sometida' '.

Signe en importancia, segun Markham, la de Juan de Be.tan–

zos, entendido quichuista, que por mandato del Virrey Antonio de

Mendoza escribio una epica r elacion, "Suma y Narracion de los In–

cas ", "empapado en el espiritu indigena, que ha pintado el carac–

ter y los sentimientos de los naturales como no lo hubiera hecho

nadie''.

Luego Sarmiento de Gamboa, que acompaiio al Virrey Toledo

en su ·visita de inspe.ccion por el pais, por mandato del cual escri–

bio '' una historia de los Incas que es, a no dudarlo, la mas autenti–

ca y fidedigna que poseemos en punto a la relacion de los sucesos,

pues fue compuesta sobre la base de las declaraciones juradas y ri–

gur osamente. compulsadas que prestaron los propios Incas, las quc

suministraron a Sarmiento info.rmaciones mas exactas que las que

hubieron los demas cronistas ".

Segun el mismo historiador siguen en importancia las Cronicas

de l()s legisl-a.s : Zarate, Polo de, Ondegardo. Luego las de los cronis–

tas r eligiosos : Acosta, Molina, Cabello Balboa, Morua, Calancha,

Montesinos, Cobo. A continuacion las de los cronistas mestizos:

Blas Valera y Garcilaso ; y, finalmente, las de los cronistas indios,

Santa Cruz P achacuti y Huaman Poma de Ayala.

P ero no vamos a seguir a Markham en su itine.rario apreciati–

vo y calificador de las Cronicas. P ara nuestro estudio consideramos

indiscutiblemente el primero a Garcilaso, el cronista-poeta, el que

en sus Comentarios Re.ales, uniendo el encanto de la forma y la

·ver acidad del fondo , nos ofrece, en amplio, cuadro, la vision inte–

gral del pasado peruano, y mas que nada es el unico cronista que

se ocupo particularmente de la poesia

de.di

candole un capitulo es–

pecial,

''La poesia de los Incas AniG11.itas, que son fil6sofos,

hara–

vfotts, qiie son poetas".

Quiza-s se hubiera podido considerar prime–

ro a Blas Valera, el gran jesuita chachapoyano, insigne quichuista ,

acucioso investigador del pasado patrio

perfecto conocedor de las

co tumbres, cre.encias y demas fases hist6ricas de los aborigenes.

P ero '' truncada la obra de. Valera (o perdida mas bien, diremos),

e incorporados

aprovechados sus fragmentos en los

Conien tarios,

(1) Los Incas del Peru,