gión
y
la
poesía,
la
piedad interna, que resutúen
de la imagen del divino
Salvador.
y
magnificencia
del panorama, qne rodea al Santuario,
hacen
de este
lugar
de
peregriQación
incomparablemen–
te
bello
y
atrayente al
altna
cristiana, tan digno
de ser visitado
cotno
los
1u~1s
famosos del
rr1undo
católico.
La
i1npresionante figura
·ae
Jesús, todavía cho-
, rreando sangre fresca inclinándose con dificultad
para coger sus vestiduras, de rostro dulce
y
apaci ..
ble, sin la más ligera·
con
torsión, a pesar de los
horribles dolores qne se
traslucen,
de
todo
su cuer·· ·
po
sagrado es
quizás un
caso
6nico,,
desde ·
lnego,
extraordinario, en la historia de la ' pintura reli–
giosa:
Y si no
es
una tnarabilla del
arte,
constitu–
ye
un acierto
nada
común, en cU'anto a
la expre ..
sión de los sentimientos de resignacion
y dulzura,
que debía de llevar
~l
ahna de Jesús al fin de la
escena S·angrien·ta,
en 'que apáreee
retratado.
Diría–
se que
el
ignoro - autor revivió en su alma los úl–
timos n1omentos de la flagelación
y
son las pince–
ladas trasladadas a la
roca
viva los
sentimientos
que allí contem pió, en
éxtasis
de artista
y
de
cre–
yente fervoroso.
,¡1V1agnífico consorcio de piedad
y
·de
her1nosnra!
A
su
vez
el .n1arco de abruptos
y
polifortnes
cerros que encuadra el Santuario, es de una belle–
za
y
grandiosidad que pueden
en1parejarse
con lo
n1ás notables ·que he visto en n1i vida. ¡Qué mages–
tad
la
de
estos andinos enfilados hi1cia
las
nubes,
como anhelosos de escalar los cielos, tocados
·por
las tardes de albas
vestiduras
como ropas de lana
recien
lavada,
sin1ulando torreones
y
castillos
roqueños . para
n1orada
de
gigantes
legendarios!
¡Y luego allá, en la hondonada., la cinta plateada
del Vilcanota, sirviendo de orla al 1nanto multico–
lor de estos colosos de piedra
y
arcilla entre cuyos
pliegu.esre
posa
tra
n
q u i'la la
casa del
Señor..... .