te, la parcialidad
de
Occoruro,
cuyos indios
de,to–
tísimos del Señor de Iluanca, rival izaron con sus
vecinos de
C'ca111ahuara
y
(le
Siuza
en los trabajos
cle la carretera automovilística
~d
Sanuario.
l.Vlirando las al turas del Santuario, presénta–
se
en
toda su belleza salvaje el encaje ro
coso de las
cu,nbres serranas. l)ivisase el ab1·a del
Att.as,
las
ruinas de las boca-n1inas de
Huayraccp
unco,Ven-
.
thna_voc, Ccoscco-I<ahuari11a,
C'usi
Huarco
y
la
pendiente y estrecha quebrada de
Chilenayoc.
En
el
catnino que va del Santuario a
.4tta~
y
a poca distancia del sitio de obligado descans9
San1ana.yoc,
existen otras ruinas. desconocidas }"'
abanaonadas, llan1adas por los .indios
Qquencco-rn;.
cca.,v,
[escondite sin techo
J
.al borde de un
dante~co
precipicio
y
don1inando uno
·de
los panoramas
más her1nosos que sea dable i1naginar. Se trata·
de grandes salas con escaleras de piedras, incrus–
tadas en el
1nuro.
Como todas ·las ruinas de que
hen1os hablado son desconocidas a los arqueólo–
gos, así es que no se han forn1ado ni siquiera hi–
pótesis acerca del uso a que estaban destinadas.
Es lástin1a gránde que en Ja efen1érides cuzqueña de
la fundación espanola 'de
Ia
ciudad,
se las haya
n1irado con tanta
indiferenci~
y
no se les haya con–
sagrado siquiera un
recuerdo a estos misteriosos
hacina~ientos
de piedra,
tan
dignos de - mejor
suerte. ·
lT
n ilustre relig1oso de
la
Orden de
Predicado~
res, ex-catedrático ·de
la
célebre Universidad
de
Salamanca
y
actualmente catedrático en la Uni .
versidad de Lima, el R. P. José Graín, al visitar e!
Santuario de Huanca, escribió entusiasmado en el
Album
de
Honor, las hern1osas páginas con que
tern1inamos este itinerario
y
que reflejan admira–
blemente las bellezas di vinas
··:l
naturales del S·an–
tuario.
' 'Estre·chamepte
ab1~azadas
en I-Iuanca la ·reli-