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ble, todos se retiraron quedando solo los anterior–
mente non1brados.
A toccrin1achi
tropezó con dificultades in sal va–
bles en el curso de- su
n
bra
y
la abandonó, no así
Suquittito,
que
a
los seis n1eses
de
e1npezarla,
ha–
cía
llegar
hasta el palacio de su an1ada corrientes
de
agua frescas
y
cristalinas.
Los
ojos del viajero tienen en la quebrada de
.
Calca
un nuevo pano1ama.
Ya
no
es
la
espaciosa
quebrarla de
Quispicanchis,
~on
shs lagunas
y
fin–
cas exuberantes de
riqu~za
agrícola
y
sus vistosos
caseríos, sino
que
es Ja pintoresca quebrada
de
e
alca,
tan angosta
[I
ue
parece
que
sus tnontes se
hubieran
puesto de acuerdo para nó dejar pasar
mas
que ]as aguas oscuras del río que 1an1e las
rocas que forn1a n los ci n1ientos
del
pedestal
de
sus
picachos agrestes, que rnirados a la distancia
parecen una intern1inable procesión
de
penitentes
peregrinos que se postraran reverentemente ante
la
n1ajestad snbllme del .arrogante
]Jachatusán.
l~l
viajero n1irando a su lado der<:cho puede
ad1nirar
la atrevida carretera
que
va a Paucar–
t
a n1 bo, o
in
ej o r
di
eh
o que se interna por los ricos
va
11
es de
Cosñipa ta
hasta e
1
.1\1
ad re de
l)
i
os,
.Y
que
su
be
a
3 (JO
y
más
metros
sobre e1 n-i
ve
1 de1
Vilea
-
nota.
Sien1pre a su derecha
y
al otro lado del
río
se
divisa
el
caserio de
Vilcabn111ba,
donde pueden
apreciarse los perjuicios que ocasionan en los in–
viernos los derrnn1bes de cerros
y
las creces de los
riachuelos de Jas quebradas. Al salir de
1-1.uarnbu.
tío
y
al niis1110 lado puédese ver un
hermoso
puen–
te
de
ti
erro q ne u ne las dos
bandas
del río.
1"a
carretera se desarrolla por la márgen iz–
quierda del
1·ío.
al
pie
de cerros rocosos
y
elevados . .
Se pasa por
una
linda a venida de eucaliptos del
undo
Bllipirn_F
y
a pocos
kilón1etros 111ás,,los
bos–
ques de
eucaliptos
y
los
rnbios trigales anuncian