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I~~.·
elgantisin1a arquería de piedra sostenida
en
gra–
ciosas
~ columnas
y
chapiteles
y
q:.1e
contiene her–
mosas
fuentes de piedra
tallada
y
de
herenguela
y
el pórtico
también de
piedra, que
hoy sirve
de catn–
panario
y
donde pueden verse las
ar111as
del rnar-
,.
. qucs.
·Dos puertas
en el
hall
de
las
casas,
de
nladera
tallada
con
ficn1ras
de áno-eles
y
doradas a
fueo-o
b"
r-i
<""'::I
,
con
tendencias
al
renacirniento italiano; el
estan-
que
de piedra,
con surtidor de
agua en el
centro,
donde el rico
señor
alitnentaba
los peces
que
se
consu1nían
en
su
n1esa;
el
baño. también
de
piedra;
una plancha de pesada piedra,
agujereada,
que
muestra
con10 era el tor111ento a
que fueron
sorne–
tidos
los
esclavos
y
el
espacioso
cornedo1·, q 'ue es
de
moderna construcción
y
en cu_yos
innros
dejaron
re~uerdos
de
su
pincel
I~igueroa
.A.znar
y
otros, son
cosas
dignas
de verse.
:En
las alturas
de
Quispicanchis
quedan las
rui–
nas de
J'iµón,
con
sus
andenerías
y
terrazas,
que
no
son
otras que
la
Angostura ' 'que 1la111an
de
Muyna,n ele
que nos hablan
los "Cornentarios
I<ea–
les
de los
Incas,"
en
el capítulo 24
rlet
libro IV,
y
donde
se
refugió el Inca
Yahiulr Hiu1cac
cuando
1a rebelión de
Chinchasuyo.
Sigue
Oropeza,
pueblo de
escaso
valor;
famoso
hoy
día por
sus
pa·nes.
Sin
e1n
bargo,
tiene herrnosüS
recuerdos
colo.–
niales. dignos de consa.grarles aunque sea
una
cor–
t:a
visita.
I~n
la capilla de ]a
T~r1ni
ta. al lado de la es
t.a–
ción,
pueden
ad1nirarse una
hennosa
fachada
~e
piedra
y
un
púlpito de rnadera
talladé.l •
.
En la
Iglesia parroquial, de grandes
rlirnensio–
ncs, puede el
viajero
contetnplar
el
riquísin10
altar
u1ayoi·
de cedro tallado
y
el
valiosísi1no
frontal de
plata. En u na ca
pilla
q
u.e
se le van ta al lado del
1
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