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26-
la estrecha de
San
A,gustín
y
por
1Rs
Plazas
de
Li·
1naccpampa
C'bico
_v
Li111accpa111pa
Grande
y
se
en.,
cuentra en siete m1nu
os
en
'las
afueras del Cuzc0.
Se-pasa a continuación ante una Cruz <le
pie–
dra en m·edio del camino, que llaman
Arcu
puncu-:
Allí cayó el vizconde de 1-)ortillo, Sarmiento de
So–
tomayor, en
un duelo
con D. Altjo
Valdéz
y Bazán.
I)ara reco.rdar
ese
triste
hecho de sangre, se
abrie-
. ron
los
brazos redentores
de
la
Cruz.
A1
frente
está
la
estación inaláa1brica del
Cuz–
co
y
poco
antes
se
dejaron a la
izquierda
del
can1i.
no,
la
s fábri,cas de tejidos
La Estrella
y
1-Iuáscaf?
y
a
la
derec.hael
her1noso
Stadiutn
en
que
se da
ci~
ta, do
n1ingo adon1ingo, la entusiasta 111uchacha–
da cuzqueña ..
.:Vlás
adelante
de la Cruz,
un árbol
secular,
un
viejo
chachnco1110,
de
raíces torcidas, que parece
el portero
de
la
ciudad de los
I neas, recuerda a
]os
que pasan
y
le dirigen una cariñosa 1nirada,
aque–
llos tristes adioses
de los
tien1pos
idos,
tlqnde
se
reunían en un ultirno
kacharpari,
los
que
se
1ba'n
en busca
de nuevos
horizontes .dispuestos
a
afron·
tar la
conquista
del
porvenir desconocido
y
]os
que
se
qtiedaban en
rl
1nonacal silenci.o
de las sinuosas
callejuelas, son1nolientas
a
la
son1bra de los can1-.
panarios
<le
piedra.
.
1
Poco
después
se
deja
a
la
izquierda.
a
alguna
distancia del ca
nii
no
el
viejo caserón de la
(~a~a d~
Ejercicios, donde
anualmente,
se dan
cita
en diver–
~as
tandas, ho1nbres
y
inujeres, d.eseosos de bus–
car en e.l silencio
y
la soledad. la
paz
para . sus es·.
pí ritus inquietos,
y
el
consuelo refrigerador de la
I<eligión para sus conciencias ·arrepentidas;
y
n1ás
arriba
aún, al pié
del
1.,iticcacca.
peña ele
plon10,
el
enjan1 hre de construcciones, con su torreci
ta
l~vant~da, · con10
un
centinela que acechara sien1prt\,
,. del viejo
con
ven to
de Ja
_Recoleta,fra.neisca
na, q ne
allá por los años de 1,599 fundara
un
rico. señor de
;