(
alll', sería
como sacarnos
la sangre de las venas
gota
a gota
y
arrancarnos de cuajo el
corazon.
·Yo te saludo, Cuzco, ciudad de mil leyendas
J)
e
I
n
c
as
que nacieron hijos de1 Padre So
1.
Yo te saludo, ¡oh tierra,! heroica de contiendas,
l)e
indios
y
españoles, de
oscnridad
y
luz.
Te salna'o en tus
calles
donde 1nacizas piedras,
~os
recitan poemas
de un
pasarlo
esplendor;
Y
en los n1uros gigantes
tapizad9s
de
yedras,
Y
en tus plazas
alegres
y
en tu te1nplo
del
Sol!
Te
salndo
en
tus frf-liles
descendientes
gloriosos,
De
los viejos señores, heraldos de la Cruz;
Y en tus
recios
soldados de su 1nad re orgtt liosos,
Y en tus tostad as
in
d
i
as de
n n
ñ
a
ka
\T
un
k
Íl.
Yo saludo n la sierra ele
I<.nñn1ve:
a la
lntna
f)onde
nace el
1'ura
.1.4_ycha,
y
el
1'aruca
vivió:
D~~
duern1e
el
1Va.,vtanpu
junto a la
C"'hncl1aco-
Donde llora el
Serkillo, el
J-(ui_r/Ú
y
el Urpí.
Yo he
evocado
en los
1nontes
de tus hijos las
penas,
Cuando el
viejo
Pizarro
profa11ó
su quietud:
Y al
sentir
por las noches la nota de
sus qncnas
.VIe sernejan
sollozos
en un
bosque
de
01nbú.
Y hasta el rugir del
pun1a .e11
o~cura
honclanada,
Y ha s ta
e1
vue
1
o del
<'
ó nd o r po
1·
e
1
azul tu r q u
í,
:VI e
parecen pedazos del ahna de la
indiada
Oue
lloraran
al viento su dolor
carrnesí.
~
.
Y
cuando en los altivos picachos de tu
~ierra,
Fuí buscando las ruinas de la cindad del
Sol;
Las piedras
n1ec0ntaron
de aquella horrible guerr.a,
Cuando con sangre el cielo se tiüó de
arrebol.
1