nno de los más hern1osos recuerdos
qne
nos dejó
el
1 tn peri o de
los
Incas.
I~s
u na
portad
a de finas pie–
dras
lRhrRd~s,
que,
con10
dijimos,
antes_,
era
la
en–
trada
al \Tai1e
Sagrado ~ y
servía de
re~guardo
a Ja
ciudad de
Pikillacctn.
Esta, cuyo non1bre
etimol~gicamente
explica ..
do signific3,
' 'pneblo de
las
pulgas", abarca una
extensión de 1 kl. de la r g-o
por
2
kiló1netros de
ancho. Algunos arqueólogos creen,
se
trata
de
una de
las
~o nstrucciones
n1ás
antiguas
del
impe–
rio
y
pueden verse en sus ruinas edificios
de
di ver.
~as clases~
calles largas, rectas
y
estrechas,
plazas
destinadas?-
las cliversiones públicas
y
Rl
comer.
ci
o
y
111
u ra
11
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nes
de
1O
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t.
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t.
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es
pe~
o r, q u e encerra
b
a
1
a e
i
u
dad .
Unirlo a los montones de
piedra
de las
ruinas
de
Pikillaccta,
está
una
ne
las
leyendas
nláS
her–
n1o~as
de la literatura
inkana,
]a de la
hiia del
en
rae
a
de 1
a c
i
u dad ,
R
u 1n
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eh a ea,
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si
n1
a
p
r
in:.
cc~a
Sun1
nccttica,
A traídos por las relevantes cuali<lades físicas
}.,,
n1orale~
que
adornaban
a
la
jó..
ven
prince~a,
fue–
ron tnuchos los pretendientes que aspiraban al
honor de ser
'3U
esposo.
Entre
estos se de8tacaba
Atoccrimnchi,
hijo de
1 ..uclliricucc,
descendiente de
sacerdotes
y
an1auttas
y
Suquittito~
hijo del cura-
ca de
~lntiparnpa.
;
,
· Detenienciose
un n1on1ento
en
Hnacarpn_v,
don–
<le
~e
juntan las
oos
carreteras,
la
de
Sicuani
y
la
de
CN!ca,
y
1nirando a los cerros
de
enfrente,
vén–
se
dos rastro"
<le acueductos, uno interrumpido
en la
n1ttacl
de
~u
curso
y
el
otro que
llega
hasta
la ciudad
de
Pikillaccta,
pasando por
enci1na de la
portada de
Rumicc;ohca.
La
construccion
de ellos, para llevar agua a la
ciudad
y
a las
puertas de su
palacio,
fue
Ja
condi–
. ción
q ne puso
SLrrnaccttica,
a sus preten
Jientes
pa1Aa
ser
su
es posa.
Conio
la
obra era casi itnposi-