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COSTUMBRES
CAf.
7PESINAS
Era en aquellos dias cuando los habitantes
de
Sanagasta-villa de origen indigena que aun cuen–
ta sus genealogias por nombres propios,-celebra–
ban una ceremonia que debo
describir
para
Ilenar
estos cuadros. Descansabamos a
la
sombra de
un
sauce gigantesco, a cuyo pie surgfa en borbotooes,
del fondo de la
tierra,
por entre pajonales y berros
un arroyo cristalino, cuando escuchamos
el
'rumor
de una cabalgata que se acercaba
al
son
de tma mu–
sica criolla compuesta de un violin, de ua triangulo
y una caja de sonidos roncos, acompasados e inte–
rrumpidos
por
los accidentes del camino. Venian
los musicos seguidos de una multitud de hombres,
mujeres y niiios,
todos
vestidos de domingo,
los
hombres con chaquetas blancas y almidona.das, de–
jando ver por debajo del sombrero la
huincha
de
seda
puruiO.
EnsiTiaban
con
las monturas de
gala,
con
caronas
esquinad~s
de charol reluciente
y rien–
das chapeadas de plat.a.
Las mujel"es estentan polleras de colores vivos y
grandes
m:mtos
de
e.spomilla
de largos
flecos,
que
de.jan
ondular ' oon gracia sobre
las eSIYd.das ; lle–
van St!>mbrerns de
pa.jaadernados con
cinta.s
que
flotau
al
.U..
y
sus rostros cubiertes al
estilo
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