MIS MONTABAS
lantes,
y
con ramos
de
albahacas que van a ador–
llar los sombreros de los galanes, el pecho de las
damas,
y
cuando
ya
no
hay
sitio, hasta las cabezas
de las cabalgaduras.
Todo esto se sucede mientras los cantores de la
comparsa, separados
en
grupo del tumulto,
~in
apearse, cantan la vidalita en
el
tono de los "tris–
tes", dedicada a
la
mas donosa de las
nifi.aspre–
sentes, o al mas enamorado de los j6venes. Cada
copla es sa1udada por e1los mismos con exclamacio–
nes o gritos estent&reos,
y
con ladeos de cuerpo so–
bre las montura:s, como imi tando o haciendose los
borrachos, hasta terminar siendolo de veras con
las
repetidas invitaciones de la aloja fermentada.
En seguida se marchan de nuevo a dar el asalto
en
otl>a parte, siempre con los cantores a
la
cabe–
za, pero ahora acompafiados por todos, porque can–
tan
la
vidalita del carnaval, con alegre
comp~
de
candombe, al son de los tamboriles que nunca caen
de las manos. Durante la marcha los jinetes hacen
proezas sobre los caballos vivaces
y
espantadizos,
azuzados
por
la espuela
y
por
la
bulla; corren
ca–
rreras desenfrenadas, arremeten contra
los
cercos,
saltan las acequias
y
queman debajo de
sus
paj:as
mill.ares de cohetillos que los enfurece
y
encabritan
hast.a
la desesperacion, h.aciendo crujir las cosco–
jas del £reno "pefiaflor", que no pueden veneer ni
quebrar,
y
baciendolos arrojar gruesos
copos de
espuma.
Las
mujeres no se quedan
cortas
en
pi–
ruetas, caracolees
y
embestidas al centro de la ma–
sa compada de jinetes, a dande sc cuclan a fuerza
de empujollles y
de
mafias,
ya
azotando so caballo,
va a los
d-emas
para "abrirsc caru:ha" como
dlu
ficen.
o gritando con voz
tiple
y cltillam.;