•
102
JOAQUIN V. GONZAL£Z
su alimento; en los ranchos del labrador no se
CI1r
cienden los fuegos, ni creceo en los techos pajizos
la verdolaga
y
las margaritas siiv:::stres del color del
oro, ni resuenan los tambores
ni
las guitarras en
la~
horns del descanso : una rifaga de hie]o parece
deslizarse por todo lo creado,
y
ha
enmudecido
y
muerto.
Es' la discordia que ha invadido con sus alas es–
pinosas los hogares,
y
nublando los ojos, enfriando
las almas, desgarrando los corazones,
ha
esmbrado
al
pasar la desolacion
y
la miseria ..•
\