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Luis, hacieudo que " una sant.a mujer" le dejase por he–
redero universal
y
albacea fiduciario de "una gran ca–
ja de oro" que "la santa mujer'' tenía r
eserva.dapara
ha~e r
construír un santuario a Nuestra Señora de
la Huaca, según que había sido la gran novedad del ba–
rrio. Además le contó que la subvención municipal pava
la
EscuP.lade Bellas Artes le había sido discernida.
Pür últim
1
J
se marchó, haciénd@le mil saludos
y
zalemas .
Luis se quedó pensativo. Delante, en . el caballete,
se desplegaba el cuadro "Mama Huaca".
Era
una visión
de realism0 que parecía fuera de él mism0. Y en su
alma de campesino ' de iudiano la sup.e11stición reapare–
ció, iq.tensa, arre pl'in ' nfiose1e como una vaga emh>ri.aguez.
Quedó como a'touito ante la ptuopia
001".t
de sus ma-
nos.
Mama Huac le
.h
bía compensado, mucho máis qlile
con una ma.zor0a de oro, su ofrrend·a, precisa.amente, de
un perrillo, aquel faldero de acuarela. Y la vieJ· a lla-
"
' '
mada Mama Huaca" el cuadro, el inesperado lega<l<i>,
el
feli~
desenlace de su ppsición C')mprnmetida, el triun–
fo,
que se presentía, no
ya
tan ilusorio,
er.anotros tantos
datos que su espíritu paebleriuo r emovía confusamente,
sio acertar a compa_ginar, en su desazón supersticiosa.
No
se huqiese atrevido hacer una corrfesión de sus
impresion~s.
Pero ¡m fácil regresión a lo maravilloso, su
trayectoria mítica de hombre de las capas primitivas,
triunfó.
Arrolló gravemente, casi con reverencia, su cuadvo
'Mama Huaca".
Ahora le llevaría consigo a aculquier parte, como
un talismán.