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la ciudad habían dicho que e:·a preferible a uu Burdeo-.
-¡Benjamín! gritó
don Vicente,
con una ll amada
de amenaza.
¡Benjamín!
repitió amoro amente
la muchacha, in–
cli.uando
su cabeza sobre el hombro de Benjamín.
Y
la diligeu te abeja
de un beso purísimo se ll evó
de
los
rosagante · lab ios de Rosalía toda
la eno rme ta–
rea de un imperecedero amor .
*
*
Don Vicente
Jimé1J.ez,de la..
dinastía
ele Tenientes
Políticos
y
Jueces Parroquiales abusivo , era
un hombre
·explotador y de m,ala
rañas. Había ll egado a
adquirir
una buena
fortuna lugareña, amasada en mayoría
con
extorsiones y negocíos de mala
ley. En sus
11bu o
le a–
yudó
siempre su
situación
de Teniente Político vita–
licio.
EQ las
continuas disputas que
tenía con el Cura
del pueblo, una vez éste le dijo.
-Oye; si tu dinero lo partiera algún Santo, chorrea–
ría de él sangre
del
pueblo .
Más que por cariño de padre, po+ conservar
en
el
pueblo el
predominio de su familia,
habíase propuesto
dar a s11s
hijos una educación superior asu clase. Por
eso
los había
enviado a los planteles de la ciudad.
Pero si en Pacho, su primogénito, fra casaron sus in–
tenciones,
porque el muchacho era rudo y
rehacio a
la
instrucción,
y
de
tan malos instintos como su padre; con