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FOLKLORE Y APUINTES PARA LA SOCIOLOGIA INDIGENA

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Para estudiar el fenómeno social dndigena, es más apropiaida esta

ley vitalista que la del proceso divino, heroico y .humano i:le Comte y -del

que parece pll!rticipar Cornejo. Huelga decir que éste no estudia el

fe–

nómeno indígena, cuando estaba obligado por ser peruano.

En efecto, si bien en la época incaica se habla de ascendencia mito–

lógica, en cuanto a los incas, no encontramos una época nítidamente he–

roica; ni es admisible porque sólo cir-cunscribe al desarrollo intelectual.

Si el f'.enómeno actual

indígena juzgamos

a trav·és del criterio <le los

tres "estados de Comte, encontraremos en el indígena una mentalidad ru–

dimentaria, estancaida, no iprecisamente divina sino supersticiosa porque

en sus ·creencias, como ya herp.os visto más adelante, hay mezcla .de un

primitivo culto a la naturaleza con las prácticas católicas.

Todos los sociólogos reconocen que el fenómeno social se desenvue-lve

con alternativas <le calma y agitaci·ón: que la evolución de paso a paso

es la más firme y gran.a.e (Turgot). ·El fenómeno que estudiamos ha sido

interrum¡pido con la venida de los 'es,pañoles en un momento de .crisis so–

cial, de abatimiento, po·r las luchas intes·tinas y esta es para nosotros la

causa del estancamiento de su natural desarrollo social. He aquí la influen·

cia .de la corriente guerrera como diría Isselin.

1Los suizos

Hegelín

e

lssel'in.

El primero sintetiza su teoría en la ley

de las universalidades y <le las indi

idua:i~iades:

que dentro de lo univer–

sal se operan las diferenciaciones indivJ<lnales. N<>sotros- dirfa.mos que den–

tro de la .teoría del monismo andino, se curr:pl-3 aquella ley, porque exis–

ten y reconoce aquella las -peculiaridaide::; locales. El segundo sintedza en

la de la corriente industrial y ·. guerrera: tiene el defecto de estudiar la

Historia en sus puntos saltantes, a diferencia de Vico, por más de que 11a-ce

un estudio filosófico no desentraña penetrando a la misma en sus detalles

y nimiedades. No siempre lleva a la ba!'barie la guerr'a, como sostiene

Isselin, sino más bien hacia un progreso efectivo, como se ha observado

con la guerra o conq·uista mahometana, que merced a ella la ncche de ,

la Edad Media tuvo una lumbre con la civilización árabe: la última guerra

europea también contradice esta ley, porque en la guerrn y la postguerra

han surgido inventos a cual más sorprendentes.

En nuestro concepto no siempre lleva a

la barbarie la guerra, nl

siempre al progreso integral la sola corriente industrial, porque ésta hace

descuidar el perfeccionamiento espiritual, como sucedió con los fenicios;

más bien la guerra es consecuencia de una necesidad de defensa o expan·

sión o una necesidad de predominio. Así tenemos que Alemania entró a la

guerra por una

tendencia de pre<loviinio

industrial y comercial sobre

Inglaterra; y Estad·os Unidos >de N. A. entró por un .predominio moral mun–

dial. En la antigüedaid la guerra fué por una necesi<lad de orden econó-