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M. JULIO DELGADO A.

formado a los habitantes de esa sección de un espíritu somnoliento, laxo

y

ocioso, porque no necesitan esfuerzo para nutrirse. Esta diversa influencia

telúrica es indispensable tener en cuenta para su oportunidad.

Otro factor es el teleológico, esto es, la obra de los llamados "héroes"

(denominación dada por Carlyle), influye poderosamente en el movimien–

to social, sobre todo en la transformación de costumbres y usos, de creen–

cias y mitos hacia más útiles

activi.da>

d~s

y sistemátf.cas. Es veroad, que

hay el peligro de que estos vulgariza-doTes de la ciencia y del saber trans–

formen las formaciones espontáneas en convencionales, cada vez más fic–

ticias y aidemás el temor de que cerebralicen. Pero si estudian la realidad,

su labor será el del pragmático encauzador y no del teorizante y teutólogo.

Pero de todos modos un movimiento in•telectual, como el que existe en el

Per:ú, es benefidoso a la evolución y es preferib1e al aipatisnío en q•ue está·

· bamos sumí-dos, porque entonces se provocan inquietudes, revisiones y dis–

cusiones, como se nota de 20 años a esta pa.rte. Esta es la razón para que

encomiemos, a·un a aquellos que hacen el estudio desde el bufete, por me-

dios indirectos y a través de los libros extranjeros; y éon mayor

espíritus que han hecho observacio;nes personales como López

Emilio Romevo, quien en su notabilísima "Monografía

sqbre el

mento de Puno", nos Jia demoSltrado su recia mentalMad.

raz.ón

a

Albújar,

Departa

Así como los Enciclopedistas en Francia pr<?vocaron la Revolución

Framcesa, los iLenin, Trot11k.i y demás la Revolución Rusa, tenemos la es

peranza de que este movimiento indigenista ha ·de provocar hacia una mejor

vida de esa inmensa e ignara población que se llama indígena. Pero anhela–

mos que ese movimiento no se opere con elementos exportados, sino con lo

nuestro y concorde a nuestra realidad. He aquí la finalidad de la ciencia

Folklórica. No tenenl-Os fobia por lo extranjero que sea útil y aplicable

a

nuestro medio, sino que somos contrarios a los trasplantes; itampoco nega–

mos su utilidad, porque

cre~mos

·que es necesario para uua comparación.

Pero si preferimo,i; conocer lo nuestro y resolver con lo nuestro, porgue es

evidente aquel dicho po.pular: más vale el loco en su casa que el cuer<lo en

la ajena. Profunda verdad saca-da de la ex:periencia, que sería de desear no

olviden los estudiosos.

No nos extenderemos más, como <lesearfamos, por la premura

del

tiempo, a través de las demás escuelas como de la "estadística" de Quete–

lot, la imitación de Tarde, la doctrina de Simel y demás; pero prometemos

dar a conocer después, porque ya <tenemos en preparación.