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sos, que hacen de médicos y sacerdotes, y viven en
capillas apartadas donde consultan · al demonio, o
cuando menos fingen consn1tarlo. El cargo del sacer–
docio consiste en enseñar a los que lo desean rit os
nefandos. Los iniciados se ensayan con frecuentes
borra,chei~as
y en ellas se ponen tan feroces y lúbri–
cos cual es de esperar de hombres dados a la conti–
nua embriaguez. Apenas se calientan con el vino
[debe entenderse 'chicba' "o ·'aloja'] se acometen
unos a otros en
vengan~a
de fas pasadas injurias y
se disparan saetas a la cabeza; en tales combates es
. indecoroso ]?.uir el golpe o apartarlo con la mano y
hol)roso recibir heridas, derramar sangre y quedar
con cicatrices en · la cara.. En medio de las comilo–
nas, los sacerdotes, hablando mucho, consagran al
sol
la
cabeza. de una ,.cierva cubierta de :Becbas, pi-.
diéndole que dé fertilidad a los campos ; luego la
entregan a un hechicero y éste recibe el cargo de
presidir e.l próxin;10 banquete. l.ios principales del
púeblo celebran
d~continuo
semejantes festines tur–
bulentos.
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Los magos untan eon la sangre de los ani -
males sacrificados a los circu'nstantes. Pero n_unea .
-. los calchaqníes deliran tanto como en los funerales.
Acuden .a la casa del moribundo los parientes y ami–
gos, y mientras dura la enfermedad beben de día y
de noche
y
rodean la cama del paciente con. flechas
clavadas en el suelo a fin de que la muerte no se
atreva a penetrar. A.penas ha expirado el doliente
se lamentan. a voces. Colocan cerca del cadáver todo
género de manjares
y
vino, encienden lumbre en el