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solamente en la Pn a de Atacama ... (Entr los carniceros
vi
e
una e pecie de zorro pequeño, una cla e
de
hnrón
y
otra de g t o alvaje, según lo in ígena.s; - pero si
e tos anímale e i
t
n, d ben er
muy
raro ) .
Se ve po ·os pájaro ; salvo en los lagos
y
arroyos,
. donde abundan la aves acuáti
as
y
la zancudas de di–
versas especie . Entre estas últimas se nota el flamenco
de la Cordillera, denominado 'parina' por los indio . El
cóndor nunca falta cuando hay una
osamenta)
lo mi smo
que otras e pecies de bui tres más pequeños. El ñandú
[nuest10'
uri '],
exi te en la Puna, pero
mny
raramente ...
Los lagartos son característicos de la a lta meseta. Son
los únicos seres vi vientes , qne corriendo entre las pie–
dras, animan nn poco la natura.leza muerta de la estepa .
Al verlos en tan gran número, uno se acuerda in olunta–
riamente de un pasaje de Zárate : «De todas las provin–
cias de su señotío [el imperio de Huayna-Kapac
l
le traían
cada año tributo de lo que en la tierra nascía; tanto, que
en algunas tierras tan estériles, que no se
cri~ba
ningún
fruto, le enviaban cada año ciertas cargas de lagartijas,
l
con estar más de trescientas leguas del Cuzco» [ZÁ.R.ATE,
op.,
lib.
I,
cap.
XI].
Verdaderamente, la Puna argentina es tan estéril que
no sería, extraño
q
ne ella hubiese si do una de esas regio–
nes qne pagaban con lagartos su tributo
al
Inca Huayna
Kapac
»
(BoMAN,
op.,
t.
I).
(8) Roberto Levillier, que ha consagrado todo el largo
capítulo I de su obra - antes citada - a los tiempos pre–
hispánicos del Tucumán, estudia allí tan sólo la cnltnra
diaguita en su relación con otras del Perú
y
de Bolivia;
y no dice casi una palabra de las demás naciones indí-