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EN LA TIERRA DE LO

107

cuan tas presentan señale8 de haber

ido embarradas

y

pin–

tadas por dentro. A primera vista creímos que eran tum–

bas de los antiguos picapedrero , pero n·o encontramos

huesos humanos en ninguna de ella¡;¡

y

llegamos fina lmente

a la

conclu ~ión

de qne eran adoratorios, como aq uellos si–

tuatlos en torno del Ve:nbio,

qu~

en lugar de una figura de

San Januario o d

e otro

Santo, contendrían alguna huaca

u oujeto sagrado

pa.ra

detener_ las enormes avalanchas de

t·oca. apilonada e

n salv

aje confusión encima

y

en torno de

ellas.

E l labrado de las piedras por los antiguos se hizo en su

ma~·or

parte en la ten·aza inferior como lo demuestran los

montones de astillas diseminados en diversos sitios. Aquí

tet·m in a el antigno camino. Nuestro huésped in . isti6 en que

la verdadera ca.n tera estaba algunos centenar·es ele pies

ruá~

arriba.. Pu m lh•g¡Lr

el

:sitio teníamos que a , cencle r un

cc.> rro latera.! que sólo un viajero and i

nista po

dr·ía imagi–

na rse

I:LCCH:« ible,

y

t-repamos con iiJfinito

t.raha.jo

y

no poco

ri esg·o. La cjma.

dl-'1

cen·o prese 1taha un

a ancha p

lataforma,

Clluie r tfl

t-'11

~U

111JOI"

parte.>

1

O' I"OCFI,

porfídicas apilonndas

en la mi->111 1:

t JTI!Jle o

·n~ió n

U!

de~crita,

al pie dt> un pi–

co dPsnudo del

wL

m

1H

erial, del eual se des¡wenclierot•,

y

q ne 11os pre, PJJtaba un J!H'e<"ipicio e

·ta9o a pico. El punto

en que nos neo ttrá bar os

P

' taba

ituado a 3:.!40 pies de

a.ltura Flohré

f'

n lo

l vall ,

r

e

te

gnfl¡rdián de roca de–

be ele varse

1)

u a altnra

ti

(Jle. Ya he dicho qne su cumbre

está getwraln1 nte o ·u Ita pot·la.s nubes: pero eHe día se des–

tacn ha clanuuente en el cielo, mo;:;trando su esca rpado per–

fil.

no. t:uantos cóndores, único seres

vivo~

dsibles, vola–

ban en torn o

y

enfrente de &n elevada cima. .Más aún aq uí

lo pacientes

y

per~e,·er

·ant.es

Incas habían clareado de pie–

dra

l frío suelo

y

cons

trníllo

p~queiios a~denes

parn. obte–

n r pequ ñas áreas para las h1erbas rests teutes de que se

alimentan las ll ama .

No, e

Po

u ntran aqu í piedras labruda:s

ino mucha

qu pare

p n

habet·

ido hendirla en bl ques n-'gllla rE:'s,la ma–

yor pn.rte en forma de para l lt>pípeuo

de di

vpr.

as d imen–

~ionA

. Lo. má de ellos t.ien n de ocho pulgaclR..'I a nn p i

nwllrad

n la.s ba es ,)'de ' ei

a diez pie.

tl e htrg·o, pero

lln.y

otr más largo.

J

qu

.

.,.ún la tradición , e ' taban

d~;>

-

inado, para durmiente uel

}JU

nte que p

alllOI:l en lama–

iían

.

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uno de e to

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tenía. :..0 pie G

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