EL OASEJRON TRA.G:DCO
Tuvo el
Potosí
señorial su torre de Londres
y
su Bastilla: la ·casa de Moneda. Veinte años de
labor gastaron los mitayos para moldear, en el ar–
quetipo de la medioevo, esta casa estupenda. Se
reproducia el Escorial de Felipe; pero un Escorial
oliendo a pólvora de bastión
;r
a huiD;e
<il.adde p;re–
sidio.
Fué un
os, -
el
Ill, -
quien aseguró so-
bre los aambrequin dos de la sobel!'bia porta4a, el
escudo esp - ol.
agaba el rey con su dádiva gen–
tilicia el gt;neroso v allaje de tan noble mansión,
fuente de p ata
y
recaudl.adora fiel del acervo de
la Corona.
¡Y qué casa! Sobre la plaza del Gato, solar de
pública expansión, se afianzaron los cimientos de
s:i:llería en toda la extensión de la manzana. Y
mientras el sudor indígena amasaba la mezcla para
levantar los espesos murallones, hábiles artistas
y
menestrales labraban en la piedra viva, el para–
mento del frontispicio, daban forma al metal que
había de secularizarse en el maravilloso portalón
y
ennoblecían con primor las ricas maderas de los
balaustres
y
galerías interiores.
Un antiguo legajo que guarda el archivo de la
casa, me pone en conocimiento de los preliminares