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duce las ferias pueblerinas de España. Y hay que
acudir al fontanar de cada barrio a la hora de los
menesteres de la cocina. Toda la alfarería vecinal
sale entonces, a la calle en brazos y caderas de las
cholas, como pudieran hacerlo, con sus cestas, las
canéforas de Atenas. La fuente es una nodriza opu–
lenta que no tiene repwros para ofrecer sus gra–
cias. De su pecho nutricio, vuelca el chorro jocun–
do
y
fresco en el perol de cobre batido que acusa
una aristocracia, como en el cántaro modesto; en la
garrafa de cristal como en la botija roñosa del
i.n–
dio. La fuente es la providencia divina que baja
de la montaña por secretos canales, llena de silen–
cio
y
de piedad, para entrega¡rnos el tesoro del agua
qu vale más que él pan ...
O r o
~
olismo quEr no se va de Potosí, es el
mer e d .
la cal¡le del Comercio
y
confina por
el nort co
el
ortal de San Lorenzo. Lo edificó
el último g bernado
1
de Fernando, rm hijo de Gar-
1
rn :
¡.,:
nz.
salvo
la
construcción de algunos
pabelones reclamados por el desarrollo edilicio, está
intocado el resto.
os informa su origen una plan–
cha de mármol. "Año de
1793 -
dice. -
Se fa–
bricó esta Receba a costa de los Propios de la Vi–
lla por el comisionado para esta obra,· el capitán
de exto. Don Mariano Vasquez alcalde ordinario
de primer voto, siendo Gonor. Intendente el señor
Don Francisco de Paula Sanz. Intendente del ·E·xto.
y
caballero de la distinguida orden de Cárlos III,
su Tente. Asesor el señor Dor. Don Pedro Vte.
Cañete oidor honro. de la Rea,l Auda. de Charcas
y
procurador ·G\ral. el Sor. Conde de !Casa Rl. de
Moneda. Se dedica este público monumen. al bien