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Don José Alonso de Ibáií.ez, hijo de don José
Francisco de Ibáñez y
de doña María Ana de
Mendoza, oriundos de
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E:xtremadura, nace en la
aldea de Tarapaya, a fines del siglo XVI. Se edu–
ca en
1
S:alamanca y vuelve
al
terruño, cuando las
luchas del predominio administrador, tenían todo
el carácter de una guerra civil. Joven, inteligen–
te, generoso, bravo, movido de saber y diestro en
armas, tenía, sin duda, que poner su corazón al
servicio de los criollos, donde el sentimiento na–
tivo, legionado en garridas falanges, se identifi–
caba en lucha viril contra la fastuosa opresión
de los vascongados, dueños y señores de la opu–
lenta ciudad. Gon su incorporación a la lucha ar–
mada,
na~e
el bando de los Vicuñas, y nace, en las
Indias ingenua , el pri:mer ''signo vinces'' que se
había de pone-r eomo heráldica leyenda sobre un
escudo de varó-n: "por la libertad se derrama".
E1 gorro de vicuña
y
la cinta
~ornasol,
a
guisa
de penacho, se encargaro:n de emblematizar, por
más de una centuria, el gérmen de la epopeya te–
ñida en la sangre de este Potosí, pila bautismal
de la Revolución Americana . ..
Sucedió que un día,
D~m
García Oñez de Lo–
yola, comisionado por el ·virrey de Lima, escogió
de las fuerzas de guarnición, doscientos snldados,
con destino a sofocar, por las armas, una subleva–
ción carcelaria en Chile. Don García, como buen
vascuence
y
contagiado por
la lucha banderiza,
escogió para la empresa militar, a doscientos crio–
llos, relevando de tan penosa prestación de san–
gre a los vascos, como que en su haber estaban
l~s
grandes fortunas
y
los prestigios firmes de la
Villa. Este acto, que tanto debía mortificar a los