PLATA Y BRONCE
no paternal de los Incas. co:1 e
t:!
alo::ado
y
torn~ : nto so
y ·..
vi.r de sus descendientes, que se destrozan
el
cuerpo, sin
acordarse jamás del a!ma. en una búsqueda trepidante de di–
nero para el amo. en primer lugar, y luego para
el
vicio po–
tente. dominador. auspiciado por la: Fiesta Religiosa, vam–
piro de la conciencia y del bolsillo.
Ellos. siempre ellos, habían tra'íclo esa religión incom–
pro•nsible para sus cerebros
aném~cos
y deh ¡]itados. porque
nunca supieron que servían para algo. Las néhulas idolá–
tricas que surgen en su mentalidad, se sintetizan ·en cultos
ilógicos, monstruosamente absurdos
y
depredadores,
y
for–
man un halo gnivido ele estupidez, semejante
a.
la atmósfe–
ra densa. asfixiante que se soporta en los lugar :·s palúdi–
cos. Eso que los indios no entienden. porque nadi e quiere
ni puede aclarárse'lo. no m : rece ni Jlan1arse r eligión. Los
eva,ngelizan para robarles. Se les entenebreció el a·1ma
y
se les sigue obscur:•:iéndola inmisericordemente. para po–
der explotados a perpetuidad, no por afán ele qne sus
es~
'
píritus se abran a la luz como flores nuevas de palpitantes
corolas. No. Toclo lo que se ha hecho con ellos tuvo fi–
nalidad de negocio. Fray
J
odoco Ricki, el[ franciscano de
la Conquista, se [eyanta como una cima bondadosa
y
soli–
taria, excepcional. . . . 1\l[ás tarde. en todo s·e ha descubier–
to el ansia judaica
y
el d ó'seo del iucro.
L,argo tiempo callaron los indios.
Así conversan ellos. Aherrojaéla, su alma. sus emo–
ciones son raquíticas y no sienten s:no el egoísmo animal
y
el anhelo especifico de luchar por la vida. Pocas veces son
expausivos. En ocasiones, espoleados por el aguardiente,
cuentan en melopeas tri!"tísimas su vida descoyuntada de
bestias de labor. Regularmente callan, y sus sentimientos.
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