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FmR~A.
'DO CHAVl!JS
Enajenados por la debilidad. no era prudente que se
les interrogara.
.Les curaron.
Dos días después, escuchando lo detalles del atentado
en •las preguntas hábiles de los pesquisas
y
comprendiendo
que no había objeto de negar, confesar@n u crimen.
Con cinismo no desprovisto de altivez. el Gregorio di–
jo que él mató al patrón.
Sin un temblor, sin que se
le
enturbiara, la mirada de afiante. pormenorizó su harharie.
Reconoció que fue el principal
agente. ei instigador del
ase in ato. Veía can descaro a los curiosos que le enseña–
ban lo
puños
y
que aún llegaron a golpearle: Con ira a
un
jovencito que le apri ionó con el objetivo de su kodak
barata.
El \ienancio. cohibido momentáneamente, recuperó su
entereza y su virilidad ante el ejemplo recio del Gregorio y
corroboró las afirmacione del viejo.
ro se apartó de la
Yer. ión uya en Jo má. mínimo.
-Matamos a los niño porque
no
queríamo
Porque on ladrones de todo ..... .
*
*
*
La noticia
d ~ l
cnmen de Ro ·a :eda enLrmó a Celina.
Sus gallardos paladin ...s a-;csinarlos Yillanamente po–
blaron sus no;: hes de su
ellO!--
espantosos.
Raúl tan noble. tan
caballero~o
!e clavaba
su
OJOS
azules de de un río d e sangre en el que se hundía abando–
nado. Hugo tendía a ella la manos amorosas. a ella que
sólo le de <leñó, a t';!a que ha·>ta pu ·o su mano en la cara
del jo\' en nobilí imo
y
biza
no.
Cn amor tardío. amor de compasión nacía en su alma
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