![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0171.jpg)
PLATA Y BRONCE
Consen·arla intacta, sin quebrar el cristal de sus regatos
turbios.
~Iá
limpio, más de hombre era el primer camino.
En cambio. la segunda senda era calmosa
y
sedante. La
ingratitud que comportaba se desvanecería vista de lejos.
A qué mortificarse renoYaclamente con un cáustico
ya nulo? Revivido. gran locura. Sólo por un prurito
quijotes~o
perseverar en que aliente un sentimiento ya
fundido por el tiempo: un pensamiento belicoso y eles.. .
tructor de sí mismo.
Del corredor del segundo patio, volvió Raúl pausada ·
mente a su aposento. En la austeridad de su refugio
conventual encontraría bálsamo para su indecisión.
Sin amor, sin dolor. su Yida \'aCÍa le pesaba como una
cadena innoble. H orro de alma el ambiente, el paisaje
sin voz. incolora la vida, le oprimían inclementes.
Surgió la interpelación definitiva. Para qué vivía
así? Sin objeto. sin rumbo , sin estrella .....
?\unca pensara antes en esto. Fuerte y sano, con–
fiado y \'aliente jamás le atormeritó la finalidad esotérica
ele su existir. Sus dquezas y su posición le clamaron
que vida para gozar, para ser amado y amar. Pero ahora
que el amor se derretía como nieve al paso del sol de
la posesión,
s~
encontraba sin fin. una incógnita sin rea–
lidad ....
Explorar toda su atrofia era mejor.
-Arcesio !-gritó ele la puerta.
-Ño Raúl-contestó una voz clara y fresca desde el
patio inundado ya ele sol.
Gnos pasds precipitados:, un resuello coutenido y