FEU:KAXDO CHA
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Intranquila, la longa se retiraba del amo.
Juntóse
!11 ~.s
Raúl y le pa ó el brazo por la espalda y
la contuvo amorosamente.
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o se movió la longa.
-¿Por qué no viniste cuando
t~
mandé a llamar con
el
Arcesio?
_ ¿Para qué llamáis patrón?
- Te necesito ..... ¿Por qué no
me
obedeces?
La longa alzó la cabeza.
·Miró de tal modo al joven
que le hizo ruborizar. Había tal tr;sÚ!za, estaba tan cua–
jada ele r eproches la mirada de la india que no supo respon–
der.
, \divinó que, a pesa¡· de su ignorancia. la longa sa–
bía que después del placer. para nada le buscaría el niño.
Sintió el hacendado un remordimiento.
¿Por
qué abu–
só ele su fuerza para esclavizar una voluntad antípoda, tan
heterogénea ele la suya?
Desconoc;das dulzuras afloraron a sus labios.
-Manuela. ¿por qué me corres? _Yo te quiero mucho.
Yo te he ele llevar conmigo a Quito ....
onreía incrédula la india.
-¿Por
qué no quieres Yivir conmigo siempre? Ser–
virme toda la vida? Yo te quiero mucho.
iño
Hulla
-
'o miento. Manuela. Has ele estar siempre junto
a mí.
El blanco mentía.
"
i su carne ¡·eclamaba la ele la lon–
ga.
Su espíritu forrado en su orgullo familiar como en
una sustancia aisladora, e defendía victoriósamente contra
el incendio que pugnó por consumirlo como a un cirio vo–
tivo. en la obscuridad de una pasión innombrable.
Qué lejos se veía ya de la india. Xi la deseaba si-
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