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ciales que deven t ener para e'llo y ,p·ara prediea.r eI santo evangelio tu–
viesen también la de la ynteligencia de la dicha lengua p'or ser el
medio principal para poder hacer bien sus oficios".
Más adelante impuso con toda severidad a los arzobispos, obis–
pos, cabildos de sede vacante y prelados "que no hordenen sacerdotes
ni dén licencia para ello a ninguna persona que no
~epa
la lengua ge–
neral :de los dichos yndios" y les advirtió que hicieran saber a los
sacerdotes y ministros de doctrina que fuesen a cualquier parte de
la Indias, "que sino supieran la dic:ha lengua y no traxeran fee del
cathedratico que las leyere de como la saben suficientemente por el
exámen que de ello a de haz·er ... no serán :presentadas a ningu.nia doc–
trina ni beneficio hasta que la sepan....." Estableció luego fechas para
el exámen de los ministros de doctrina. con penas de que pasado el
1
plazo o reconocida la deficiencia se declarase vacante la doctrina. Ter-
minó mandando que esta ordenanza fuese notifica-da a los arzobis-
-
pos, obispos, prelados y conventos y, además, que se pregonase en
las plazas
úbJ"cas de las ciudades del vi11reinato.
n Lima fué no–
tificada el 23
e
ov·embre de 1581 por don
Ma~tín
Enriquez.
Constituía esa orden ta¡n apretada y
mirtmcio~amente
expre–
sada, la imposición formal del idioma
1
quechua ·en los dominios es–
pañoles/ y ella debió_, naturalmente, repercutir n
'1a
provisión de los
doctrineros que actuarían en el Tucumán, con evidentes consecuencias
favorables pa1'a
1a
conservación y difusión de la lengua general.
Algunos inconvenientes surgieron. En 1582, como puede leerse
en una carta del Virrey Martín Enriquez a su Magestad el Rey (74),
ese funcionario expresa!ba ·su creencia de que no bastaiba la enseñan–
za de la lengua general "por aver muc:has lenguas diferentes en todos
los
pueblos~'
y que "sería el principal remedio que los prelados no los
mudasen a los doctrineros, porque en teniendo entendido el clérigo
que a de permanecer en la doctrina que se le encargase, aprendería
la lengua natural de los yndios, y así como están de paso, contenta–
se con lo poco que entiende de la general". Recomendaba el Virrey
que los religiosos no fuesen cambiados sino cada seis años, al efecto
de que aprendies·en la lengua del lugar.
Dentro de la misma tendencia y con el objeto de evitar fas dis–
conformidades que ,los indios solían descubrir entre las enseñanzas
{7 4 )
"Organización de
la
Iglesia",
etc. B. C. A. 'l'omo I, p:íg.
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