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intérpretes, generalmente, loa.dinos y pícaros. Por esa razón decía: (70)

"las principales cathedras que yo querría que oviese son de esta len–

gua materna que entendiendo esto el arcobispo tenía una y la dejó do–

tada con alguna rentilla y también los de la compañía leen otra". Como

se advierte, pues, la Universidad no crearía esas clases; existían y

funcionaban desde años atrás. La nueva institución no haría sino

favorecerlas. Reforzó Felipe II la orden ya dada de exigir de los frai–

les

el conocimiento de la lengua general. En los primeros tiempos de

la conquista, los mestizos y bastardos nacidos en las Indias, no fue–

ron admitidos al sacerdocio; pero, más adelante se dió tal importancia

a! idioma, en la obra de divulgación de la doctrina católica, que

a pedi·do del monarca concedió el Papa Gregorio XIII en el año 1576,

..

un breve a los obispos para que estos pudiesen ordenarlos.

Esta concesión causó a su vez grandes abusos, dándose preferen–

cia al dominio del quechua sobre otras cualidades más importantes.

Toledo puntualizó esos iI,iconvenientes, quejándos e de que "atienden

más a esta ydoneidad que no a las demás que se requieren también

y tengo por muy ace tado que los tales mesticos no se ordenen ni los

que tuvieren el c·i;niento de virtud y letra;:; aunque sepan la lengua

porque se-t·ene por experiencia que haze

m~s

daño a los yndios un sa–

cerdote

~U0-'le

falta-la vir ud sabiendo la lengua, que el que no la sabe,

porque el haver de usar de ynterprete y tercero en sus cosas le pone al–

gún límite para no bivir tan desordenadamente"

(71).

Comprendió

al propio tiempo que no era posible, dadas las ideas del Rey, y su ca–

tegórica voluntad, favorecer a los sacerdotes que no supieran la len–

gua, aún cuando fueran virtuosos, y halló un término medio. "Me pare–

ce muy 1bien" agregaba en dicha carita, "lo que Vuestra Magestad orde–

na

y

manda que no se provean las doctrinas a quien no supiere la len–

gua, porque Rin saberla es imposible poder hazer fruto en la conver–

sión de los yndios" y advertía que en muchas ocasiones había aconseja–

do

y

permitido que se presentasen sacerdotes virtuosos no obstan–

te ignorar la iengua "más dándoles menos salario que a los que la

sabían

y

haziéndoles otras conminaciones de que se les quitarían las

doctrinas si dentro de un 1breve término que se l'eS señalara no la

supiesen".

(¡o)

Op. cit. Carta del

12

de Marzo de i5;6.

1

~tt)

Op. cit. Tomo VI, Página

188.

Carta

Tomo V, página 490.

del

27

de Noviembre de

t5i'9·