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había relaciones entre las dos civilizaciones y que fué aquella la que
impulsaba el desarrollo de ésta".
La noción de las épocas esenciales es de todas las tareas del ar–
queólogo,
quizá~
la más ardua. Podría decirse que fuera del análisis
de la cultura misma, es la cronología una de los objetivos que persi–
gue :en sí y ipor sí. Imp1ica l:as fechas de origen, de establ'ecimien–
to, de irradiación, de apogeo y de decadencia de las civilizaciones en–
ter.radas que él estudia. Una vez es:bozada
y
apoyándose en las carac–
terísticas de esencia
y
de forma descubiertas, tiene en sus manos con
lo excavado, las .bases necesarias para formular sugestiones
~cerca
'de
la evolución
y
la idiosincrasia de estas culturas primitivas. E·s, pues,
obvio que los tra'bajadores han de esforzarse por ir clavando ja'lones
provisionales en esita la1bor que a la vez determina límites
y
conti–
güi.<fades. Y con toda ·buena fé científica, a medida que sus in–
vestigaciones lo permiten, componén cronologías que nuevos hechos
les inducen a
modi.fiar aJ.gún itiem o despttés. Pocos más asiduos que
el s·eñor
En
1904 en el Congreso
~mexJcanista
e Stuttgart, ofreció con
.sucesió de épocas,
resuolt do de
0
su descubrimiento-s en Tia'hua–
naco
y_
achaeámac. Er-a ipartidari de.. una superposición de culturas
a~í
expresada..:
l <:>
Estilo de los monumentos de Tiahuanaco.
2'? Un desarrollo (que él llamó epigonal) del mismo en la costa
del Perú.
3'? La época de los vasos blanco-rojo-negro (Callejón de Huai–
las-Recuay).
4'?
La de los vasos negros.
5'? La época del arte incaico .
Más adelante, otras excavaciones realizadas por él en los va–
lles de la costa del Perú, desde Moche a Nazca, 'le permitieron des–
cubrir los estilos ''Proto-Chimu" Proto-Nazca" y "Proto-Lima'', y en
1910 presentó una nueva cronología más detallada que la primera
al Congreso dé Americanistas de
Bueno~
Aires, en la que establecía