PALEOLINGÜÍSTICA
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haber aprovechado genialmente el sinnúmero de oportunidades- que nos
brinda la experiencia de cuarenta años de historia filológica.
Habría yo escuchado, como verdadero discípulo, las palabras vivi–
ficadoras con que el profesor Ricci pudo reconstruir ante nuestros ojos
el momento histórico en que escribió el orientalista alemán.
Cuando Hommel publicó su
Historia de Babilonia
y
Asiria,
en
1885, la doctrina de Schrader y Pictet estaba en su apogeo. Pronosti–
cada ya por varios precursores, la "paleontología lingüística" había te–
nido, después del primer triunfo, de 18
5
9, con el primer volumen de
Pictet, una serie de victorias memorables. Y a la obra de Pictet había
visto agotarse febrilmente la primera edición, completada por el segundo
tomo en 1863, a la que siguió, con suceso creciente, la segunda edición,
de 18 7 7 ( 1
O) .
En ese período heróico no tan solamente las dudas ar–
queológicas, sinó también todos los problemas topográficos, se resolvían
mediante
la
lingüística. ¿Cómo buscaba Pictet la patria originaria del
pueblo Proto-ario?
Con un p,rocedimiento filológico ( 11). Observando que los idio–
mas arios tienen una serie de palabras que significan "mar", todas alre–
dedor de una probable raíz "mr" (la .
mate,
céhico
muir,
gótico
marei, .
lituano
mares,
an iguo es avo
motie)
y constatando que en sánscrito
mita
y
matú
valen respectivamente por "mar"
y
"desierto", deduce que
la raíz indo-europea tuvo las dos significaciones, contemporáneamente.
Añádase que en anglo-sajón
westen
significa "desierto", y en escandi–
navo
vast
y
woes.
....
ínCiican "mar" . De ello Pictet deduce · que "mar",
"occidente" y
' desierto" fueron para los proto-arios una cosa
sola.
Consecuencia: antes de llegar a las sedes históricas, ellos habían vivido
en un territorio que tenía a occidente un mar, y de éste ]os separaba un
desierto - Un territorio de tal naturaleza no pudo ser otro, concluye
Pictet~
que la Bactriana, separada del mar Caspio por una llanura de
arena.
Todos saben que después de aquél entonces, la cuna tradicional del
indogermanismo, el Pamir, ha sido a.bandonada _ De la certidumbre ca–
tegórica de Pictet no queda sino un recuerdo histórico, después de las
demostraciones negativas de Hebn y Schrader ( 12) .
(1
O)
PICTET, ADOLPHE. -
Les origines
indo-~uropéennes
ou les Aryas pri-
mitifs. Essai de paleontologie línguistique;
París,
1859-63,
1"
ed., 2 voll.;
1877,
2•
ed1 III volls.
(11)
PICTET, AD. -
Les origines, etc.;
ver pág.
110-113
(1
tomo)
de
la
1•
edición;
y
p5g.
13
o
(1
tómo) de la
u•
ed.
( 12)
Los críticos de esta elucubrada teoría de Píctet han puesto en duda la
legitimidad de los fundamentos lingüísticos sobre
la
que ella descansa:
(mare, muir,
marei,
etc., relacionados artificialmente con la raíz
mors; maru
ser. más
pro~ablemente