Table of Contents Table of Contents
Previous Page  95 / 470 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 95 / 470 Next Page
Page Background

TEORÍA DEL "KUR"

85

No ignora el profesor Ricci lo

"audaz

y

poco fundado"

que re–

sultaría tal migración, por las

"dificultades enormes de vialidad",

sí no

fuera por los elementos de prueba que siguen, de todo punto

"decisivos

y

convincentes"

(5) . También dichos elementos de prueba se encuen–

tran elaborados por Hommel, quien no ha sabido, según Rícci, utili–

zarlos.

HOMMEL: (6)

Es igualmente muy significativo que ni el león, ni

el caballo, ni tampqco

el

vino (y por lo mismo la

vid), ni la palmera les fueran conocidos al principio.

pues no tenían palabras propias para ninguno de ellos,

llamando al león "perro grande" ·

(nug-magh),

al ca–

ballo "asno del monte o del Este", al vino "elix ir de

la vida"

(gish-tin,

de

gasb-tin)

y a la palmera "árbol

de Magán"

(mis-magán)

y también "la que se alza

derecha"

(ügin,

semitizado

mus-u-karma)

Hommel renuncia a utilizar este "dato" )!>ara

la

misma finalidad

de síntesis que le b'zo utilizar .

el

primero.

~otr

tal mod0, Ricci se ve ante

un hecho bien da o, que sin embargo, no ha si_do aprovechado. No

tendrá que emplear muchas páginas para demostn,u que tan salo saliendo

del continente eurasiático podía encontrar-se una ígnoranGfa perfecta de

anímales como el .eón

y

el caballo . "La no existencia cle un animal,

especialmente sí es feroz, como en el caso del león, en determinada la–

titud, de ningún modo implica para las gentes que allí viven una igno–

rancia tan absoluta acerca de él, como para no conocerlo siquiera de nom–

bre"~

Ahora bien, América es

la

región

"en la que

(7)

jamás desde los

tiempos prehistóricos habían sido conocidos el león, el caballo

y

la

vid"

(8) .

(5)

(6)

(7)

RICCI, C. -

La civil. preinc. ;

pág. 54.

HOMMEL, F. -

Historia, etc.;

pág. 168.

RICCI, C. -

La civil. preinc.;

pág.

5

6.

( 8) Nótese, de paso, que

el

au_tor no menciona, en este lugar, la palmera. Com–

plétese el período de RICCI, subsanando la omisión:

"en la que jamás desde los tiem–

pos prnhistóticos habían sido conocidos el

león

el

caballo,

la

vid

y

la

palmera". Es

fácil imaginar que la impresión desastrosa del texto así completado debe haber in–

fluído en la desaparición de uno .de los cuatro elementos de Hommel.

A quien dudase del conocimiento de la palmera, por parte de los indígenas ¡de

América, podríasele indicar la obra de BARBOSA RODRÍGUEZ, .}.,

Sertum palmarnm

brasiliensium,

Bruxelles, 1923. Sus dos volúmenes, repletos de preciosas láminas en

colores, que miden cm. 61 x 4 3, constituyen un argumento de

peso

innegable. Brasil

es, por

la

abundancia de especies, tribus y subtribus, un verdadero

"royaume des Pal-