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212

LUCHA

DE MÉTODOS

palabra

Tse-tsé

o

Tarasca,

o de cualquiera otra más extravagante,

el

éxito dependería tan sólo de la habilidad y conocimientos del que ejecu–

tase la búsqueda. Las lenguas americanas, que han

sid~

reunidas en

fa–

mílías

(linguístíc stocks)

cuyo número Brinton (14) ha fijado en 180

(80 en Norte América, 100 en la del Sur), representan un muestrario

tan complicado de sonidos, que no podemos, a priori, afirmar que un

sonido cualquiera no esté representado en esta caterva de fonemas.

¿El

lector cauteloso quiere una prueba? He aquí que nos la apresta

el

mismo

doctor Salas. No tan solamente ha encontrado voces que éorresponden

a la forma griega

Zeus,

sino también otras que forman el

pendant

del

vocablo índico

Bt:ahma,

y hasta voces que repiten, siempre significando

"sol" en dialectos americanos, el sonido de los vocablos alemán e inglés

Gott

y

God

(

15) .

( 14)

BRINTON, Daniel G. -

A review of tbe data for tbe study of tbe Pre–

bistoric Cbronology of America,

en

"Americ. Ass. for. Advanc. of Science",

1887.

Hoy la clasificación de Brinton tiende a ser abandonada.

( 15)

Agudamente Brinton observa que los mitógrafos que siguen este

Facile

metbod

no tienen necesidad de

investigar la naturaleza de los cambios semánticos o

fonéticos que sufrió una palabra. Si es lídto encuadrar la idea de Brinton en términos

más apropiados para expresar la pura verdad, diré que no pocos filólogos de la mito–

grafía muestran una gran ig orancia del lenguaje que es objeto de sus alquimias. Así

el Dr. Salas, al explicar e significado de la palabra Apolo,

" el dios griego Sol, men–

sajero de calor

y

de luz para

ltr

tierra",

la divide en sus dos partes (?)

Apolo

=

apo

+

olo,

de las que

olo

en una lengua de América quiere decir "sol",

y

apo

"caudillo" o "jefe" ,

y también "calor". (Consúltese nuestro paradigma de

la pág. 3 63 y sig.s).

Estaríamos dispuestos a aceptar todas las demostraciones lexicológicas, y aún

la

estrafalaria división del nombre griego, que en el texto de Salas es llamado "la agluti–

nación Apo-olo", .en virtud de una condescendencia excepcional

(politesse pbilologique)

hacia el escritor de Caracas. Sin embargo queda el hecho, insospechado por el Autor.

que Apolo es voz muy anterior al ordenamiento definitivo del Olimpo

h~lénico,

como

lo vemos realizado en la poesía y el arte clásico. En la ontología primitiva, existió

,como epónimo ctónico y pastoral

(A:n

:óf.1.wv

Nóµt.0;)

antes de confundirse con Helios.

el Sol. probablemente por una atracción ejercida por el adjetivo de ambos,

<I>oi:

Bo;,

el Resplandeciente. El Apolo que se conoce vulgarmente, o Apolo panhelénico,

re–

sulta de la fusión de dos personas míticas, una que se adoraba en Delos, otra que mató

al monstruo local de Delfos. A su vez, estos dos cultos oficiales habían reunido Y

. absorbido a varios otros dioses

regionales más antiguos, bajo el nombre de Apolo

Sminteo, dios de

la

cosecha y

las

epidemias, Apolo Carneío

(A. Kó.QvEt.0;),

otro

dios

ctónico de

la vegetación y

la

vendimia, Apolo Delfinio

(A. ÓE),cpCvt.0;)

dios

marino, patrono de la navegación, y otros muchos. En la Iliada, según la mitografía

moderna, Apolo no ha adquirido todavía el carácter hipostático solar. Opinan los mitó–

logos que Apolo fué considerado como divinidad solar tan solamente a comenzar del