EL DILUVIO
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beza con agua (3). Siguiendo la misma ilusión "genealógica" sostiene
que todas las piedras más o menos rudamente esculpidas que en Asia, en
el Pacífico y América, representan la figura humana,. son relictos de
la
práctica de la momificación ( 4) , lo que significa confundir la parte
(Egipto) con el todo (área del empleo de máscaras, bustos y mascarillas-
retratos en las ceremonias funerarias) .
Respecto al culto de los muertos y la costumbre de lleva·r a la sepul–
tura alimentos, va;os y utensilios, en la creencia de que el muerto
sobreviva o pueda resuscitar, como también respecto a los sacrificios,
ceremonias del culto y mitología, reina la más desordenada anarquía
doctrinal en los escrit0res analogistas de tendencia historicista, cuyas corre–
laciones intercontinentales, de ideación harto fácil, no entraremos a discutir
en detalle. Así lo aconseja la prudencia y
el
rigor científico, por no estar
.suficientemente esclarecida no tan solamente la interpretación de muchas
prácticas, sino tampién la de los símbolos, y la misma ontología religiosa
de los pueblos americanos. Es hoy opinión corriente entre los que se
dedfran especialmente a este problema, que los mitos y ritos . indígenas
nos han sido presentados hasta ahora bajo una luz falsa, pliimero por
los ingenuos frailes católicos que siguiernn a los conquistadores, después
por los escritores qu.e jur iban en la "religión solar",
y,
últimamente por
etimologistas empedernidos.
Elliot Smith, en c-ambío, no sospecha siquiera que las aoncordancias
en las narraciones) lel diluvio son deDidas a los primeros etnógrafos de
América, cuya religiosidad linda a veces con el fanatismo (5).
(3) El empleo del agua con la intención de purificar material e idealmente es
una constante étnica, como bien lo observa Wilfredo
PARETO,
Sociología Generale,
N. 863,
y
864.
Lo propio dígase respecto al uso de quemar productos aromáticos.
(4)
En otro escrito he demostrado que las imágenes esculpidas o modeladas del
muerto tienen origen en
la
priíctica de la máscara, y, en ciertos pueblos privilegiados,
de la mascarilla sacada por contacto. Abunda el material para demostrarlo. De todos
modos, para convencerse de que no
e.s
necesaria la momificación, como rito funerario
de un pueblo, para que surja la plástica del retrato humano, basta recordar que el
centro más elevado, verdadera patria de origen del " busto-retrato"
·(portriit-urnen),
es decir,
el
territorio Etrusco, no solamente no conoce la momificación, sino que ha
abandonado ya
fa
inhumación, para aceptar la práctica opuesta, de la destrucción del
cuerpo por el fuego (véase
bustum,
participio de
burere,
incinerar). Cfr. mis estudios:
Hi~toria
animística del retrato,
y
La cerámica prosopomorfa en Europa
y
América,
en
"La Prema",
suplemento de los' domingos 20 y 27 de Agosto de 1922.
(5) Elliot Smith, por el hecho de asimílar las narraciones de los varios pueblos
a una tradición única, patrimonio cultural del grupo " beliolítico", adopta, en este
problema, la misma ' actitud de los escritores confesionales, cuya conducta es, justamen-