PROCEDENCIA DE LA CYPRAEA
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Pero oigamos lo que piensa el mismo autor del hallazgo. Moore
no excluye que las
cowl'Íes
del Roden Mound puedan proceder de las
cantidades introducidas por la "Hudson's Bay Company",
porqu~
el
mismo yacimiento, por interpolaciones sucesivas a la construcción del
túmulo, contenía también cuentas de vidrio, y oojetos de hierro y latón,
notoriamente europeos
(
19) .
Naturalmente, Jackson excluye las explicaciones de Dall, Wardle
y Moore, afirmando que las conchas fueron traídas desde el Asia Orien–
tal a América, mucho tiempo antes del descubrimiento
(long before the
time of Columbus")
(20).
Ahora bien, yo nada tengo en contra de esta posibilidad, que has–
ta me parece admisible. Lo grave es que Jackson no se ha formado di–
cha convicción en su carácter de naturalista, sinó, a raíz, nótese bien, de
observaciones psicológicas. He aquí las palabras del texto: "Pero las
precedentes sugestiones muestran ignorar en absoluto los empleos a que
se destinó la
Cypraea
·
en América. Aun admitiendo que Colón y la
C?mpañía de la Bahía de Hudson introdujeran realmente la
Cypraea
moneta,
como estos investigadores sostienen, ¿llegaremos nosotros hasta
aceptar que ellos (Golón
y
la CompañíaD instruyeron también a los
Indios acerca de los muy notali>les usos ceremoniales relacionados con esa
concha y que se practican en Africa, India y China?" (21).
He aquí como predeminan realmente, en el escrita de Jcackson, las
seducciones de una tes· s, en el mismo lugar en que más intensamente se
le pide una objetiviClad seriamente científica. Los que abren el libro de
Jackson tienen una sola, ansiosa, curiosidad, la que, en efecto, puede
constituir la base de nuestro juicio: "en definitiva, ¿puede la ciencia na–
tural determinar con .exactitud la zona de origen de cada una de las es–
pecies halladas en los yacimientos americanos?".
La contestación es del mismo conquiliólogo: "Desgraciadamente la
precisa distribución de las numerosas variedades de
Cyp.raea moneta
no
es muy bien conocida. Por tanto no es posible determinar la exacta
procedencia de las
cowries
del Roden Móund, ni tampoco los de la mu–
jer Creeck" ( 2 2) •
Nada podemes afiadir a esta confesión de Jackson, y tan sola–
mente lamentar la limitación impuesta por los conocimientos actuales.
De todos modos, entiendo registrar el
habitat
de las especies nombradas
(19) MOORE, Clarence B. -
Loco citato,
pág.
295.
(20) JACKSON, J. W. -
Shells as evidence...
(1917),
pág.
188.
(21) JACKSON, J . _W . -
Pre-columbian Use . ..
(1916)
pág.
49.
(22) JACKSON, J.
W. -
Shells as evidence ...
(1917),
pág.
189.