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AMÉRICA Y BABILONIA

letanías de tenor casi completamente monoteísta, semejantes a los him–

nos que el Egipto grabara a Atón,

y

los Hebreos cantarán a Adonaí (9).

Son los

himnos al sol.

Al mismo tiempo se abre camino la ciencia de

la adivinación, que dará nacimiento al oráculo, al

haruspex

y

al pro–

feta

( 1O) . Este, en breves palabras, es el cuadro religioso que puede

considerarse definitivo,

y

que fué consolidado por la acción conserva–

dora de las poderosas monarquías de Asiría.

Ahora bien, desde que reconocemos que dos grandes corrientes ét–

nicas han concurrido a formar la civilización caldea, el elemento semita

y

el

elemento no semita, que convenimos en llamar súmero, ¿podemos

-

nace espontánea la pregunta -

asignar a cada uno de ellos

la

parte que le es propia, en la elaboración de las divinidades asirio-babi–

lónicas?

El notable progreso hacia una gel.'arquía que se hace visible du–

rante el apogeo de Babel, capital semítica del Norte;

la

conversión al

carácter solar de todas las divinidades locales anteriores de la Caldea in–

ferior; la aparición del disco solar, acompañado o no de su "paredra" la

Luna, esculpido en sellos

y

Kudurru;

la predominancia absoluta dada

a Shamash, el sol, en el culto oficial, al administrar en su nombre la

justicia; las tránsformac·ones de la divinidad local de Sippar, Shamash,

el que en principio se confundió con Enkí, súmero,

y

sucesivamente

con Bel, semita, para convertirse después en la personalidad de Marduk,

el héroe de Bal5ilonia, a través de la fase intermediaria Bel-Marduk,

y

cristalizarse posteriormente en el símbelo oficial-dinástico de Ashur,

después cle haber absorbido, mediante simple sobreposición

y

consubs–

tanciación, o descendencia genética, por medio de teogonías improvisa–

das, la personalidad demiúrgica de todos los dioses de las comarcas, lo

que condujo a un esbozo de monoteísmo ; todo este metamorfismo se

cumple por impulso de los habitantes de Sumer o de Akad?

¿La tendencia monoteísta-heliolátrica es primitiva de la Caldea me–

ridional, o bien se extiende a ella. como una mancha de aceite, desde la

zona akadiana,

y

acaso también del país de Amurru

y

de los campamen–

tos que debían albergar después a los pastores de Abraham?

Contenau, para ser prudente, no calla una tercera posibilidad ( 11).

Defensor del evolucionismo ortodoxo en

el

terreno religioso, afirma que,

siendo la evolución de la idea de lo divino del dominio de la huma-

(9)

SAYCE, Arcb. H. -

Tbe Religion,

etc., pág. 389.

( 1O)

Los encantamientos

y

las fórmulas relativas se atribuyen, en los

textos

asirios, a Ea, divinidad súmera.

La adivinación, en cambio, a Shamash

y

Adad.

FOOT-MOORE diferencia netamente la diversidad de origen; los arúspices son semitas.

Ver

J,

pig.

93,

al final.

( 11)

CONTENAU. -

La Civil.,

pág. 52.